Menos mal que el pasado de agosto no se reunió, como es tradicional, el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria porque de lo contrario el presidente se vería obligado a explicar en la habitual rueda de prensa posterior el balance de gestión de un julio que pasó "sin pena ni gloria", como sugería ayer Enrique López Veiga a propósito de la publicación de las estadísticas por parte de Puertos del Estado.

Aunque de poco consuelo sirva al presidente aprovechó para apuntar que "la actividad bajó en todos los puertos". En Galicia en particular, más que en Vigo: A Coruña acumula un retroceso del 17%,4%; Marín, un 9,6%; y Ferrol, un 8,3%. Solo se mantiene en la senda de crecimiento Vilagarcía con un 8,5% más.

Hay pocos apartados que arrojen resultados positivos en julio, de ahí que tampoco contribuyan a aminorar esa caída superior al 2% que arrastran los muelles de Vigo en la totalidad de mercancías desde enero. Es lo que sucede por ejemplo en el movimiento de contenedores que con 15.579, un 3,4% más que en el mismo mes de 2018, anota un descenso del 4% desde el inicio del presente ejercicio. En Marín la bajada es bastante peor: 1.200 depósitos menos movidos en julio y acumula una bajada anual del 13%.

Un tráfico, el de pesca fresca, se diferencia en la estadística por continuar creciendo aunque sea ligeramente pero lo suficiente como para mantener el ritmo anual en positivo. Con 7.331 toneladas frente a las 6.813 descargadas el julio anterior, las descargas en O Berbés cosechan un 0,11% desde enero. Es un porcentaje simbólico que solo cobra relevancia al compararse con otras rulas, caso de la coruñesa, cuya actividad se desploma más de un 16%.

La terminal Ro-Ro ofrece ese otro dato esperanzador al mover 43.115 unidades. Con 280.228 contabilizadas desde enero retrocede medio punto, irrisorio frente a la caída del 9,6% de Santander, de ahí que Vigo logre superar al cántabro colocándose así en movimiento de turismo, buses y camiones en el tercer puerto del ranking español tras Valencia y Barcelona.