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Los peligros de las consultas virtuales

Un estudio de la UVigo revela que la cuarta parte de los vídeos de YouTube sobre el cáncer de mama incluyen datos engañosos -Sin embargo, los más fiables e informativos son los menos vistos

Las consultas médicas son el lugar más adecuado para resolver cuestiones de salud, pero pacientes y familiares acuden inevitablemente a internet en busca de información que, en muchas ocasiones, no resulta fiable. Un estudio realizado en la Universidad de Vigo constata que la cuarta parte de los vídeos sobre cáncer de mama en YouTube, la segunda red social con más usuarios en el mundo, incluyen datos confusos o engañosos. Los resultados revelan además que los contenidos elaborados por fuentes especializadas como canales médicos, instituciones de investigación y ONG y, por tanto, los más valiosos, son los menos vistos y los que menos reacciones generan entre los usuarios.

"La mayoría de los vídeos incluyen una información adecuada, pero es preocupante que una cuarta parte ofrezcan datos que no se ajustan a la realidad. A veces, los pacientes no se atreven a realizar preguntas en la consulta o les vienen a la cabeza después. Son las necesidades insatisfechas. Y dado que no podemos evitar que pacientes y familiares acudan a internet y a las redes sociales, las entidades especializadas deberían apostar también por la vía emocional para introducir la información fiable. El tono neutral e informativo no atrae. Los usuarios no ven los vídeos hasta el final, no le dan a 'me gusta' y no los comparten", explica Mabel Míguez González, coordinadora del grupo Sepcom de investigación en comunicación para el servicio público y autora del trabajo junto con Oswaldo García Crespo y Diana Ramahí García.

Los resultados obtenidos por los expertos de la UVigo van en la línea de otros trabajos realizados sobre otros tipos de cánceres en redes sociales. La tendencia es que los vídeos generados por usuarios particulares gozan de mayor popularidad que los elaborados por los profesionales médicos o gubernamentales.

"Los presupuestos de organismos públicos y ONG para elaborar estos materiales no siempre son elevados y, por lo general, aunque intervenga algún profesional audiovisual, los contenidos son determinados por la propia entidad. Por eso sería necesario incluir el punto de vista de expertos en comunicación que puedan hacer la traslación al ámbito emocional", añade Míguez.

Los investigadores realizaron una búsqueda en inglés utilizando las palabras a las que recurriría cualquier usuario y la mayoría de los contenidos devueltos por la red fueron elaborados a partir de 2014. En total analizaron la fiabilidad y la utilidad de 76 vídeos para mujeres diagnosticadas o que sospechan que pueden padecer la enfermedad y para personas de su entorno, así como la repercusión.

La mayoría de contenidos proceden de canales específicos de salud o bienestar y de individuos, incluyendo youtubers y particulares. Y solo algo más del 18% corresponden a fuentes especializadas que pueden ofrecer información de mayor calidad como canales y centros médicos, especialistas, ONG, universidades y centros de investigación.

El estudio ratifica una gran diversidad de autores -a los mencionados habría que añadir canales de contenido variado, empresas, programas o famosos- y también de formatos -reportajes, noticias, anuncios, tutoriales, etcétera-.

La mayoría de los vídeos son informativos -63,2%- y con un tono neutral -71,05%-. Sin embargo, la mayoría de los usuarios prefieren los subjetivos y menos fiables.

El 23,7% tienen un carácter testimonial y el 17,11% apelan a la emotividad como elemento de atracción, siendo los youtubers los autores que más optan por esta estrategia. Las fuentes especializadas la evitan, aunque los únicos mensajes alarmistas se encontraron en canales de salud y bienestar. Y solo un 8% de los vídeos abordan el problema desde la perspectiva del humor.

El tema sobre el que más información se ofrece es la detección precoz -presente en el 42,11% de los vídeos-. Y en cuanto a la fiabilidad -variable que no se analiza en el caso de los testimonios-, el mayor porcentaje de vídeos valiosos pertenece a las fuentes especializadas y ONG de salud aunque son también los que menor presencia tienen en la muestra analizada.

Por contra, el 26% de los contenidos incluyen información confusa o sesgada, la mayoría de ella difundida por youtubers o canales de salud y bienestar.

Sin embargo, son los contenidos emitidos por estos últimos los más vistos y los de las ONG los que obtienen peores resultados. En general, los vídeos no fiables o nada útiles suman más visualizaciones y generan más reacciones, tanto positivas como negativas, frente a los fiables y valiosos.

La intención del grupo Sepcom, con sede en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, es replicar el estudio en castellano y comparar los resultados. Sus miembros ya cuentan con otras investigaciones relacionadas con el cáncer de mama, el segundo más habitual y el de mayor incidencia en las mujeres.

"También tiene una alta cobertura mediática y visibilización en comparación con otros cánceres, por lo que disponemos de mucho material. Y esto también genera un debate, porque hay asociaciones de afectadas que advierten de la mercantilización. Ciertas empresas se apropian de símbolos como el lazo rosa sin realizar ninguna aportación a la investigación o a los grupos de pacientes. Incluso hay afectadas que consideran que la visibilidad alcanzada contribuye en cierta manera a banalizar todo el proceso", apunta Míguez.

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