La firme oposición de los vecinos agrupados en la asociación Vigo Histórico al soterramiento del tráfico en la Porta do Sol para la peatonalización de 8.000 metros cuadrados recibió ayer una respuesta tajante del alcalde de la ciudad, Abel Caballero, quien ha dicho que "el progreso de esta ciudad no lo detiene nadie".

De hecho, Caballero se manifestó en estos términos justo después de la aprobación del expediente de contratación del servicio de coordinación y salud de las obras, y mientras estaba reunida la Mesa de Contratación.

El alcalde explicó que esta obra de humanización y peatonalización de la Puerta del Sol, presupuestada en 17 millones de euros y con un plazo de ejecución de 24 meses, "es imparable", que es un "un sueño de esta ciudad", y que "tiene luz verde absoluta".

Los miembros de Vigo Histórico, se manifestaron por unas obras que consideran pueden poner en jaque la integridad de las estructuras de los edificios históricos, tienen concertadas reuniones la semana que viene con el Ayuntamiento, pero tal y como expresó el regidor, sus posibilidades de influir en la toma de decisiones del Gobierno local se antojan bien remotas. La asociación no se opone a la completa peatonalización de la Porta do Sol, una idea que consideran "estupenda" y "necesaria para el desarrollo de Vigo y de la ciudad", sino al soterramiento del tráfico y al túnel, según afirmó Rafa Ferradáns, uno de sus portavoces.

Cuentan con la complicidad del BNG, que en el pleno del próximo 4 de septiembre presentará una moción para que se paralice temporalmente la licitación de las obras hasta conseguir una "completa complicidad social", según dijo esta semana el portavoz nacionalista Xavier Igrexas.

"Hacer de la Porta do Sol la gran plaza peatonal de Vigo es una tarea que nos debe implicar a todos, no sólo al Gobierno municipal. Tiene que implicar a la Corporación Municipal, a todas las fuerzas políticas, al tejido asociativo y comercial de la zona y, por supuesto, a los vecinos", añadió.

No parece que nada vaya a alterar siquiera el ritmo de una actuación urbanística que Caballero calificó como "la modernidad total y una mejora que era prácticamente imaginable".

"Todas las obras tienen en esta ciudad siempre a alguien que se opone, pero que se olviden de que la vayan a parar", concluyó el alcalde.