-¿Ha crecido la actividad del servicio de cirugía cardíaca con el envejecimiento poblacional?

-El envejecimiento de la población es uno de los factores que nos crean problemas. Cuando empecé la especialidad hace más de veinte años, los pacientes octogenarios no se operaban del corazón. Y ahora lo más frecuente es que tratemos este tipo de pacientes. Conforme el ser humano envejece aumenta la incidencia de los problemas cardíacos y se requiere tratamiento.

-¿Ha aumentado la edad a la que se puede realizar operaciones cardíacas gracias a los avances?

-Sí. No tienen nada que ver los resultados de la cirugía cardíaca de hace veinte años con los de ahora. Ahora hacemos cosas que antes eran impensables, y de forma menos agresiva. Yo he llegado a operar a una señora de 91 años con un estado biológico espectacular. Le cambiamos una válvula con una cirugía a corazón abierto con muy buenos resultados.

-¿Cómo mejora un paciente al que se le cambia la válvula?

-En calidad y cantidad de vida. Nadie con ochenta años se quiere morir. Muchos de ellos llegan a esa edad en una situación fantástica pero están limitados porque tienen un tapón a la salida del corazón. Al cambiar la válvula, pueden volver a caminar. Es difícil saber cuántos años más van a vivir, pero su calidad de vida mejorará.