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Vigo anota la cifra más baja de nacimientos desde 1975 y bate un récord en las defunciones

La sangría demográfica salpica a la ciudad: en 2018 fallecieron 865 personas más de las que nacieron -Desplome de los matrimonios

Dos mujeres arrastran a dos carritos de bebé en el paseo de Bouzas. // Marta G. Brea

En el último balance demográfico sobre la ciudad no hay cabida para una noticia de cara y otra de cruz. Son dos cruces. Se desploman los nacimientos, siguen irremisiblemente al alza las defunciones y ambas conjugan la mezcla que en el resto de Galicia -como en el resto de España y Europa- se conoce como la sangría demográfica. Cuesta encontrar un momento en el que Vigo haya acunado a tan pocos bebés. Hay que remontarse exactamente a 1975; el primer año de la serie actualizada por el Instituto Galego de Estatística (IGE) aún con datos provisionales de 2018. Otro hito: nunca antes el número de nacimientos había caído por debajo de la barrera psicológica de los 2.000. En el último año apenas se pudieron anotar 1.919. Y la balanza entre nacimientos y defunciones es negativa en 865 personas.

La recuperación económica no parece estar contribuyendo a paliar la caída de población. Siendo este -es decir, la disponibilidad de empleo y salarios- uno de los factores determinantes que los expertos apuntan como factor para entender el problema demográfico, y siendo Vigo la capital gallega que más aporta al PIB de la autonomía, las cifras son tercas. Y van a la baja. Los nacimientos registrados en el último año son apenas un tercio (36%) de los que tuvieron lugar en 1975, año en que se contabilizaron 5.257. Pero son, también, casi un millar menos que los de 2008, cuando estalló la recesión: 2.856.

Es difícil encontrar motivos precisos a una situación, la de la maternidad, que concierne en realidad a una persona o a una pareja. Los demógrafos se emplean en sus análisis en apuntar a razones económicas y cambios en los patrones sociológicos o culturales. Algunas pistas puede ofrecer la última encuesta de fecundidad publicada por Estadística en abril, con datos por comunidades, pero con algunas hipótesis extrapolables a lo local. En ella sobresale un 36,5% de las gallegas en edad fértil (entre 18 y 55) que no quieren ser madres. Son 100.473. Entre los motivos esgrimidos, un 21,2% de las encuestadas apuntaron que se veían demasiado jóvenes para tener hijos, por un 16,2% que declaró que no había tomado la decisión de tener niños. El ránking lo completaba un 14,7% que no había encontrado pareja -o al menos no una que fuera adecuada- y un 12,9% que alegaron las dificultades laborales, por ejemplo, a la hora de conciliar. "Solo" un 9,7% blandió las razones económicas.

Motivos al margen, los nacimientos en la ciudad se habían instalado en la horquilla de entre 3.000 y 2.000 desde hace más de treinta años. Desde la crisis, el goteo de disminuciones fue constante, a excepción de un pequeño remonte de 27 alumbramientos más en 2017 (2.177) respecto al año anterior.

Los datos de defunciones tampoco aportan consuelo al declive poblacional. En este apartado se dan igualmente números de récord, los más altos desde 1975. El 2018 echó el cierre con 2.784 vigueses que habían perecido; a años luz de los 1.747 de hace exactamente cuatro décadas, según la Explotación del Movimiento Natural de la Población divulgada por el IGE. El envejecimiento que se expande en la pirámide demográfica parece estar detrás de la tendencia. Hasta el último año, el apunte más alto se había producido en 2016, con 2.738 fallecidos.

Tomando como referencia otros datos del organismo autonómico -estos actualizados a 2017-, la evolución de la tasa bruta de mortalidad (proporción de fallecidos respecto al total) en Vigo ha ido al alza. Aquel año concluyó con una ratio de 9,23, casi un punto más de diferencia entre hombres (9,72) y mujeres (8,8).

En cuanto a los matrimonios, los vigueses se muestran también reacios. El dato de 2018 es -como en los nacimientos y las defunciones- el peor de la serie histórica. Apenas hubo 869, tercer año en que baja del millar -todos en la presente década- y a 61 del siguiente registro más bajo, el de 2014, cuando se celebraron 930. En 2013 se redujo por primera vez por debajo de los mil. En este caso la nupcialidad actual representa la mitad del volumen que en los años setenta. Entonces los matrimonios se contabilizaban por tandas de 1.800, como el año récord de 1976, con un total de 1.899.

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