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El miedo al colapso despeja la Gran Vía de Vigo

La intensidad de tráfico cae más de un 30% tras el corte parcial por las obras de las rampas mecánicas. Crece en los viales alternativos como México, Vázquez Varela o Hernán Cortés

Vista del tráfico en el entorno de la Gran Vía de Vigo, en obras // J. Lores

Gran Vía no se convirtió -por ahora- en la ratonera que muchos temían. Hay retenciones y largas colas en horas punta, pero nada de colapso. El plan de tráfico municipal para paliar los efectos del corte por las obras de las rampas mecánicas está funcionando "mucho mejor" de lo previsto, según admitieron fuentes internas. Pero detrás del éxito no solo están los desvíos programados o los 24 agentes de la Policía Local que contribuyeron a evitar el caos en los primeros días del cierre parcial de la calle. También el miedo de los vigueses tuvo y está teniendo mucho que ver. E, indirectamente, el haber infundado este temor se podría decir que formaba parte también del plan municipal. El éxito ya se puede cuantificar: hay más de 12.000 conductores que atravesaban esta arteria cada día hacia arriba o hacia abajo y que tras el cierre de cuatro de sus seis carriles entre Venezuela y Brasil han buscado otras vías alternativas y ya no circulan por Gran Vía. Son los que desde el miércoles pasado están evitando a diario meterse en este embudo.

A tenor de las cifras, el mensaje de no pasar por Gran Vía a no ser que sea imprescindible durante los próximos meses ha calado y, al mismo tiempo, está contribuyendo a que el centro de la ciudad no colapse. Lo aconsejaron los técnicos de Tráfico, la Policía Local y el propio alcalde, Abel Caballero, que la semana pasada lanzó públicamente en rueda de prensa un mensaje a todos los conductores para que evitaran esta calle y utilizaran los desvíos alternativos y el transporte público. El regidor olívico incluso planteó utilizar más las motos. Por el tramo cortado -tanto hacia arriba como hacia abajo- circulan cada día una media de 35.000 vehículos diarios en jornadas laborales (en julio la intensidad es algo menor por las vacaciones). Por lo pronto, y según los datos que maneja la Concejalía de Tráfico, a día de hoy un tercio de los turismos que cruzaban habitualmente esta arteria ya no lo están haciendo.

La mayor caída de vehículos se registra en sentido ascendente. Las espiras que el Concello tiene ubicadas a la altura de la escultura de Los Rederos contabilizan habitualmente en torno a 12.000 vehículos diarios. Son los que llegan desde Urzáiz y giran a la derecha para subir por Gran Vía. Desde que comenzaron las obras solo realizan esta maniobra 4.110. Si bien es cierto, sobre el papel este giro está ahora prohibido, ya que el único carril que se ha habilitado en sentido ascendente se reservó para el transporte público, empresas de carga y descarga, residentes y motos. En cualquier caso, el Concello no está siendo estricto y por ahora no está controlando que se respete dado que la circulación está fluyendo sin mayores problemas.

Plaza de España

En sentido descendente uno de los principales accesos a Gran Vía es a través del túnel de la Plaza de España. Antes de que se activara el corte de tráfico pasaban por él hacia Urzáiz en torno a 6.700 vehículos. Según los datos que maneja la Concejalía de Tráfico, la intensidad se ha reducido en torno a un 38% o, lo que es lo mismo, hay 2.550 conductores diarios que evitan entrar ahora por aquí, ya sea porque se desvían hacia Pizarro o están utilizando otras calles para llegar a su destino.

Por la parte superior de Plaza de España el flujo de turismos que entran en Gran Vía se ha reducido también casi un 38%. De más de 2.700 vehículos que utilizaban este acceso cada día se ha pasado a poco más de 1.700.

Los datos se refieren a los tres principales accesos a Gran Vía, pero no a todos. Por ello, la reducción podría ser superior. No se contabilizan, por ejemplo, los vehículos que accedían desde los viales transversales, como Venezuela, Bolivia, Luis Braille o Ecuador, entre otros, y cuyo tráfico probablemente también ha disminuido. El Concello carece de datos de estas calles.

Por el contrario, otros viales han ganado turismos, como es el caso de Vázquez Varela, uno de los desvíos principales desde Urzáiz hacia la zona de Plaza de España y avenida de Madrid. Frente a los 628 vehículos cada hora que pasaban por este vial antes del corte de tráfico, ahora lo están haciendo casi 700. También ha crecido el tráfico, aunque sin datos oficiales, por calles alternativas a Gran Vía como México, Hernán Cortes o Bolivia, donde las retenciones en horas punta están siendo más conflictivas.

Obras en Gran Vía: reducción de efectivos y retirada de coches

La Policía Local comienza poco a poco a delegar en los semáforos la regulación del entorno de Gran Vía. Frente a los 24 agentes que según fuentes oficiales se destinaron en los primeros días tras el corte de tráfico, ahora ya hay solo dos patrullas (cuatro policías). El primer día todos los cruces de esta arteria, así como en las calles aledañas, había guardias para tratar de aligerar la circulación. Sin ellos el centro de la ciudad habría colapsado. Pero ahora la mayoría de semáforos pueden gestionar buena parte del tráfico sin problemas. Los agentes se mantienen en las intersecciones más conflictivas: Gran Vía con Venezuela, María Berdiales y Urzáiz.

Los mayores problemas se están produciendo precisamente desde el túnel de Plaza de España hasta el cruce con Venezuela. La cola está llegando casi todos los días hasta el subterráneo. De momento -y este es uno de los temores de los responsables de Tráfico- no ha alcanzado la parte superior de la plaza, lo que provocaría un importante problema circulatorio.

La Concejalía de Tráfico, además, ha tomado en los últimos días una nueva medida para tratar de agilizar la circulación en el entorno de Gran Vía. Tras prohibir el estacionamiento sobre el espacio reservado para el carril bici en la calle Venezuela a la altura de El Corte Inglés, ahora ha tomado la misma medida en la siguiente manzana, entre México y Vázquez Varela (en la foto). De esta forma, ha conseguido ganar un carril extra para canalizar los miles de vehículos que se tienen que desviar por esta calle al estar los tres carriles de Gran Vía cortados.

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