El grupo de Procesado de Señal en Comunicaciones desarrolla herramientas "para restaurar la credibilidad" frente al caos que generan las fake news y las tecnologías capaces de elaborar vídeos falsos de asombrosa verosimilitud como el de Obama insultando a Trump. El proyecto AidFork tiene como objetivo transformar dos de sus prototipos de análisis forense en herramientas adaptadas a las demandas actuales. "Tendemos a ser crédulos con todo lo que está en una imagen o un vídeo, pero cada vez es más fácil manipular contenidos y la tecnología nos puede ayudar a detectar este fraude", destaca su responsable, Fernando Pérez.
Los investigadores buscan acuerdos con empresas interesadas en comercializar sus herramientas: "La mayoría son compañías extranjeras que trabajan a nivel global porque es un mercado relativamente restringido. Y otro cliente potencial en el que siempre hemos pensado son las Fuerzas de Seguridad del Estado".
Durante estos meses también han encontrado otra utilidad para la herramienta que detecta de forma automática manipulaciones en imágenes. "Cada vez son más las empresas que en algún momento reciben documentos en formato digital, por ejemplo, imágenes del DNI para darse de alta en una entidad bancaria o fotografías de facturas. Ahora mismo, el procesado se hace a ojo pero si las manipulaciones son razonablemente buenas son indetectables para una persona", explica Pérez.
Sus algoritmos analizan las propiedades de los ficheros que hay debajo de las imágenes de manera más profunda que otras soluciones actuales del mercado y ofrecen una especie de mapa de temperatura en el que se destacan las zonas con mayor posibilidad de haber sido manipuladas. "Su uso ahorra tiempo y fraudes, porque si alguien manipula en su DNI la fecha de nacimiento o el lugar de residencia es que tiene alguna intención", comenta.
La segunda herramienta es capaz de fijar "con una precisión de segundos" el momento de grabación de un vídeo a partir de las variaciones de la luz: "La red eléctrica experimenta pequeñas fluctuaciones que son únicas en el tiempo. El ojo no las detecta pero en los vídeos quedan registradas algunas trazas que permiten reconstruir el momento en el que fue realizado. Esto sería de gran importancia en investigaciones de pornografía infantil o de vídeos de terroristas. Y también garantiza que no se han eliminado partes. El problema más complejo de estos análisis es el movimiento y nuestro algoritmo es el que ofrece una mayor ventaja".
