Amanecía Bouzas con un manto rosado en la orilla de su pequeña cala. Una sustancia desconocida en un marque despertó desde primera hora el estupor de vecinos y bañistas.

Tras varias llamadas a biólogos y autoridades -Xunta y Concello de Vigo-, el enigma sigue a esta hora sin resolverse. El protocolo interno de emergencias no saltó, explican desde la Consellería de Medio Ambiente, que asegura no tener constancia de ninguna incidencia; tampoco, el 112. Los especialistas consultados no han podido determinar a simple vista el origen del fenómeno que, con un tanto de imaginación, pudiera llevar a rebautizar la playa de O Adro como la 'cala rossa' de Vigo.