La nueva corporación salida de las elecciones del 26 de mayo celebró ayer su primer pleno. Una sesión bronca, con reproches de todos los grupos de la oposición al gobierno local y en donde los partidos dejaron entrever sus estrategias de cara a los próximos cuatro años. Nunca el salón de plenos de Vigo había tenido una imagen más monocolor: veinte concejales del PSOE frente a solo siete del resto de formaciones. La mayoría "absolutísima" de Abel Caballero se escenificó con todo su esplendor en el Concello.

Los votos de los veinte concejales socialistas aprobaron la creación y la composición de las comisiones, el nombramiento de los miembros de la Gerencia de Urbanismo y del Patronato Quiñones de León, (cuatro vocales del PSOE y uno del PP) las dotaciones económicas de los grupos municipales (pasan de 5.000 a 1.500 al trimestre) y del concejal no adscrito y las propuestas de dedicaciones exclusivas (diez para el PSOE y una para el PP). Las tres fuerzas de la oposición se unieron para votar en contra hasta en cinco ocasiones. En dedicaciones de los concejales y en personal eventual asignado, el gasto de la corporación se reduce un 6,70% respecto al anterior mandato. Concretamente, 92.463 euros menos.

El único portavoz de la oposición que repite en este mandato es Rubén Pérez, de Marea de Vigo. Pero lo hace en el grupo mixto. El reglamento del pleno aprobado hace unos años por el Concello recoge que el mínimo de ediles para formar grupo municipal son tres. Y Marea solo ha conseguido dos. "El PSOE tendrá que explicar algún día por qué se modificó el reglamento en la legislatura pasada. Con dos concejales tendríamos que tener grupo propio, no estar en el mixto", valoraba Pérez. Denunció que la norma municipal contraviene la autonómica, que especifica que con dos concejales se puede formar grupo propio. El portavoz del gobierno local, Carlos López Font, recordó que, cuando se aprobó el nuevo reglamento, Marea no recurrió su legalidad.

El BNG volvió a la corporación municipal tras cuatro años ausentes de la mano del concejal Xabier Pérez Igrexas. Pero también hubo en el público varios simpatizantes nacionalistas. Tanto ellos como el concejal hicieron ver su malestar porque Igrexas fuera asignado de forma provisional como edil no adscrito. "Esto es un intento de laminación política del BNG. Lo que teme el grupo socialista es que con nuestro retorno a la corporación se visibilice una alternativa clara", argumentaba Igrexas. El nacionalista lamentaba que los únicos recursos con los que cuenta para ejercer como edil son un teléfono móvil y una dirección de correo electrónico del Concello.

El PP también mostró sus cartas. Pese a la insistencia de su nuevo portavoz, Alfonso Marnotes, de tender la mano al alcalde, los populares comenzaron el mandato con criticas al PSOE, especialmente en lo que respecta al reparto de las áreas de gobierno. "Hay una multiplicidad de tareas", denunciaba.

El portavoz socialista, Carlos López Font, afirmó que "es un gobierno amplio, numeroso, con líneas políticas muy definidas y en total sintonía con los vigueses".

Los votos del grupo de gobierno también dieron luz verde a una modificación presupuestaria de 1,1 millones de euros para la promoción económica de Vigo a través de las fiestas de verano y de festivales como O Marisquiño.