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La agenda (imposible) de un doctor vigués

Alberto García atendió en una sola mañana a 64 personas en su consulta de Pintor Colmeiro, entre enfermos con cita y urgencias

Alberto García en su consulta de Pintor Colmeiro. // FdV

El viernes 21 de junio, como cada mañana, el médico de familia Alberto García Pazos acudía a su consulta del centro de salud de Pintor Colmeiro. Pero cuando llegó y vio la sala de espera, se dio cuenta inmediatamente que iba a ser un día complicado. Los ánimos estaban algo caldeados. "Cuando llegué les dije: calma a todo el mundo".

Las personas que estaban esperando a que les atendiese Alberto García estaban molestos porque eran conscientes de que su hora no iba a ser respetada. Y es que el doctor tenía agendados hasta a tres pacientes en un minuto. Los que tenían cita previa vieron cómo a los enfermos que llegaban por la vía de urgencias para que los atendiera Alberto García habían sido asignados a su misma hora. Tres pacientes a las 9.00, dos a las 9.03, otros dos a las 12.48, enfermos con solo un minuto de diferencia entre consulta... Una mañana frenética en la que este doctor cangués, que tuvo que ver 64 pacientes en solo unas horas.

"Tenía a una residente conmigo y entre los dos conseguimos sacar la situación adelante", explica Alberto García. Como es obvio, pese a que según la agenda tenía que atender a varios pacientes en un mismo minuto, no fue así. Dedicó más tiempo a cada uno, con el consiguiente aumento de la demora. Hubo personas que tenían cita que tuvieron que esperar más de una hora a ser atendidas. "Eran las 12 y aún estaba viendo pacientes de las 11", recuerda. Afortunadamente, la mayoría de los afectados entendieron la situación. "Saben que no es culpa nuestra, están informados por los medios de comunicación de lo que está pasando en la sanidad gallega", afirma el médico de familia.

¿A qué se refiere? A la falta de personal, al hecho de que no se cubran en muchas ocasiones las ausencias, las bajas o las vacaciones de los médicos y a la sobrecarga asistencial que todo ello está provocando en los centros de salud, especialmente en los del área sanitaria de Vigo.

Lo que sería lógico para médicos de Atención Primaria como Alberto García es tener un cupo diario de alrededor de cuarenta pacientes diarios. Sin embargo, cuando llega alguien por urgencias, el personal de enfermería asignan a estos pacientes sin cita a los doctores que en ese momento están ejerciendo en el centro de salud, provocando situaciones como esta.

De los 64 enfermos que García acabó atendiendo en esa maratoniana jornada, solo 16 eran telefónicas. Y pese a la tendencia a pensar que muchas de estas consultas a distancia son rápidas, en muchas ocasiones no es así. "También generan mucho tiempo. Hay gente que está en casa encamada, a la que hay que dar instrucciones, evaluar su tratamiento, etcétera. No es solo dar recetas", explica.

La media que dedicó a cada uno de los 64 pacientes que vio durante esa mañana rondó los cinco minutos. Un tiempo que en muchas ocasiones es insuficiente. Aún así, su jornada terminó aproximadamente a las 15.30, cuando en teoría está funcionando ya el turno de tarde. "Menos mal que en mi consulta no hay otro médico por la tarde, sino a ver qué hubiéramos hecho. Nos hubiésemos solapado", afirma. En un día normal, sobre las 14.00 horas un médico de familia que trabaja por la mañana ya debería haber visto a todos sus pacientes.

La saturación vivida ese viernes 21 de junio por Alberto García Pazos en el centro de salud de Pinto Colmeiro prevé repetirse a lo largo del verano, cuando cogen vacaciones la mayoría de facultativos de Atención Primaria. En muchas ocasiones el Sergas no cubre esas ausencias. Pintor Colmeiro es uno de los centros de salud de Vigo con mayor actividad asistencial y cuenta con una plantilla efectiva de ocho médicos de familia y dos pediatras. "Necesitamos más personal. Si cada servicio tuviera a los profesionales suficientes no ocurrirían situaciones como esta. Se les tiene que ofrecer a los médicos condiciones estables para que no se vayan a otros sistemas sanitarios. Conozco ya a muchos doctores que tienen el Síndrome del Trabajador Quemado", asegura Alberto García.

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