Hoy es una de las joyas arquitectónicas del casco urbano y alberga uno de los referentes culturales olívicos, pero hubo un tiempo en que el actual museo MARCO, en la calle Príncipe, estuvo a punto de sucumbir bajo la piqueta. Si el edificio, de 1880, y que funcionó como cárcel y juzgados, se mantiene hoy en su sitio fue en gran medida gracias al empeño del arquitecto e historiador Jaime Garrido. Ayer sus compañeros del Instituto de Estudios Vigueses (IEV), entidad que él mismo ayudó a levantar, escogieron el salón de actos del emblemático recinto de Príncipe para rendir homenaje a Garrido, fallecido a principios de abril. El acto fue especial por dos razones: sirvió de tributo al historiador y como presentación de su libro póstumo, Vigo amurallado: origen y evolución histórica, editado por el propio IEV.

En un salón atestado, en el que buena parte del público se quedó de pie y en el que ocuparon un lugar destacado la familia de Garrido y sus compañeros del IEV, el historiador José Mª Ramón Iglesias Veiga desgranó las claves de la publicación. A lo largo de sus páginas, el miembro fundador del Instituto traza un recorrido por los orígenes de Vigo y la fortaleza que presenció su crecimiento entre los siglos XVII y XIX y que aún hoy tiene vestigios en el corazón del casco urbano. Iglesias Veiga destacó el valor divulgativo del ensayo y la ingente cantidad de fotos, planos y dibujos que incluye, fruto del trabajo "casi heroico" realizado durante décadas por Garrido en archivos de la ciudad y el resto de España. "Su documentación es rigurosísima", recalcó.

El acto en el MARCO sirvió también para que el IEV reivindicase la importancia de velar por el legado documental que deja el autor de Vigo amurallado y otras obras clave para comprender la historia de la comarca, como Vigo, la ciudad que se perdió, un auténtico best seller de la divulgación local y que lleva décadas ilustrando a los lectores sobre el patrimonio arquitectónico que perdió el municipio, en gran medida por desinterés, desconocimiento o especulación. Además de sus libros, la minuciosa labor que durante décadas desarrolló Garrido deja un archivo que ahora el IEV quiere preservar.

"Necesitamos ayuda del Concello para poder guardar, conservar y mostrar con dignidad este inmenso material. No podemos consetir que se pierda", reivindicó el presidente del Instituto, Xoan Carlos Abad, tras recordar que Garrido fue un "precursor en la valoración de los edificios históricos". "Luchó por que se viesen no como algo viejo, sino como algo antiguo y que por lo tanto había que conservar".

"Necesitamos un compromiso económico por parte del Concello para adaptar nuestro local y que se conserve con dignidad ese legado.", incidió también José Antonio Giráldez Lomba, directivo del IEV y al igual que Abad o Iglesias Veiga, autor, amigo y compañero de Jaime Garrido. Poco después el concejal de Cultura, Abel Losada, "recogía el guante" -en sus propias palabras- y aseguraba que "se estudiará" el planteamiento del Instituto. "La preservación del patrimonio, y en este caso del archivo de Garrido, forma parte de este proceso de construcción de identidad de Vigo que desde el proyecto encabezado por Abel Caballero se ha mantenido estos 12 años y se seguirá manteniendo", anotó el edil.

Tanto Abad como Giráldez Lomba destacaron que gran parte de los esfuerzos de Garrido se centraron en la protección de la arquitectura. "Nos contó con rigor nuestro patrimonio y lo defendió con ardor", destacaron. El autor del La ciudad que se perdió es autor de una destacada obra arquitectónica y trabajó junto a Boo, Baltar y Riera en la elaboración del PXOM de Baiona cuidando del patrimonio.