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El enganche de Balaídos a la alta tensión sigue en el cajón

El Ejecutivo central rechaza la "excepcionalidad" del proyecto, necesaria para desbloquear la inversión de Red Eléctrica de España

PSA en Vigo. // M.G. Brea

Vigo seguirá con una conexión eléctrica de segunda por tiempo indefinido. El Ministerio de Transición Ecológica ha aparcado el proyecto de enganche del polígono de Balaídos a la red de 220 kilovoltios (kV) que atraviesa Porriño, una infraestructura demandada desde al menos 2013 por la planta de Vigo del Grupo PSA para evitar las pérdidas que generan los huecos de tensión durante la época de tormentas (sobre todo en los meses de mayo y junio), mejorar la fiabilidad del servicio de suministro eléctrico en toda el área y a la vez, abaratar su factura de la luz, colocándose a la altura de otras fábricas de la multinacional francesa en la Península, como Zaragoza.

El proyecto, con un coste aproximado de 70 millones de euros (la red entraría soterrada en Vigo), necesita una declaración de "excepcionalidad" por parte del Gobierno central para autorizar la actuación, ya que la potencia que consume Balaídos y la ciudad todavía es inferior al mínimo exigido para modificar una red de 220 kV como la del tramo Atios-Pazos. Y la respuesta de la Secretaría de Estado de Energía a la petición reiterada de PSA, de la Xunta y también del Concello de Vigo, es -por ahora- un "no". Esta negativa ha indignado a la multinacional automovilística francesa, según ha podido saber FARO en fuentes del sector, ya que desde París no se entiende por qué su fábrica de Zaragoza paga menos por la electricidad que la de Vigo.

De hecho, Balaídos es la única gran fábrica española de coches sin enganche a 220 o 400 kV, y Vigo, la única gran ciudad del país en similares circunstancias, con una red de 132 kV. Lo paradójico es que Red Eléctrica de España (REE) sí recoge la necesidad de esta infraestructura en su plan de inversiones plurianual 2015-2020, con el nombre Proyecto Nuevo Vigo. Zona Franca, como recogió este periódico, también está dispuesta a sufragar parte de la actuación: en concreto, a financiar la nueva subestación que tendría que construirse en el polígono de Balaídos para transformar la electricidad. Pero sin esa declaración de "excepcionalidad", todo el proyecto se queda en nada.

La reclamación viene de lejos. Los problemas en la factoría con los llamados huecos de tensión se remontan a hace dos décadas pese a las mejores de inversión industrial acometidas, y se concentran principalmente en los meses de mayo y junio, cuando se generan tormentas en las provincias de Pontevedra y Ourense cuyas descargas eléctricas sobre el tendido de 132 kV provocan averías de software y hardware en Balaídos, así como pérdidas de producción (solo en 2017 se registraron 115 huecos de tensión). De hecho, PSA-Vigo suma más de 200 cortes en los últimos dos años, y más de 500 desde 2010. Esta situación llevó a la factoría a solicitar su enganche por carta a la Secretaría de Estado de Energía por primera vez en 2013, una reclamación que se ha repetido varias veces en el tiempo (la última vez, en 2018) y de la que no se han hecho cargo ninguno de los gobiernos centrales que han gobernado el país desde entonces.

Esta conexión permitiría además igualar la factura eléctrica de PSA con respecto a las otras fábricas del grupo en España, sobre todo Zaragoza, la principal rival ahora de Vigo. Figueruelas cuenta con enganche a 220 kV desde antes de que Red Eléctrica Española pasase a controlar la distribución, por lo que es más competitiva en costes energéticos que Balaídos. De hecho, el ahorro que conseguiría la planta gallega trabajando a 220 kV alcanzaría el millón de euros al año. Pero a la postre, el proyecto beneficiaría al conjunto de la ciudad, al mejorar la fiabilidad del suministro eléctrico frente a posibles incidencias que generen apagones.

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