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Los humos que asfixian a la automoción

El cerco al diésel y las nuevas restricciones de emisiones de la UE se cobran su primera 'víctima' en Vigo: Borgwarner

Borgwarner en Zamáns. // J.L.

La automoción viguesa paga sus malos humos. El cerco al diésel y las nuevas restricciones en materia de emisionesEl cerco al diésel (CO2 y NOx) de la UE, que entrarán en vigor el próximo enero, ya están afectando a la actividad de la red de fabricantes de piezas y componentes implantados en la comarca, con una primera víctima con nombres y apellidos: la planta de Zamáns de la división Emissions Systems de la multinacional norteamericana Borgwarner, especializada en la fabricación de válvulas de recirculación de gases de escape (EGR) para motores de combustión, sobre todo diésel.

Los cambios en el mercado automovilístico, que irán a más hasta el horizonte de 2030, año en el que Bruselas exigirá un recorte del 40% en las emisiones de CO2, han obligado a la factoría de Zamáns, con más de medio millar de trabajadores, a suspender el 4º turno y a "optimizar" el turno de noche, según confirmaron fuentes de la propia compañía, que apunta que están poniendo toda la carne en el asador para compensar la caída de la producción de EGR cooler para motores diésel con el desarrollo de componentes para motorizaciones de gasolina y también para los vehículos híbridos, híbridos plug-in y eléctricos. Borgwarner cuenta en la ciudad con uno de los principales centros de ingeniería del grupo. Las válvulas EGR que diseña y fabrica tienen precisamente la función de hacer que los gases de escape recirculen para filtrar la emisión de partículas de NOx, unas de las principales condiciones exigidas por Bruselas en sus normativas para los vehículos diésel.

El bum del diésel fue lo que obligó a esta compañía, la antigua Ensa (que después sería Dayco Ensa y Dytech Ensa, hasta la compra por parte de Borgwarner), a dar el salto al norte de Portugal con otra factoría para ampliar su producción de sistemas de recirculación de gases de escape, una tecnología en la que es líder mundial. En Zamáns, Borgwarner Emissions Systems empleaba en mayo del año pasado a 623 empleados; un año después, sumaban 577, a la espera de los ajustes en el turno de noche y la suspensión del equipo de trabajo de fin de semana. Pero su caso, pese a ser el más destacado por su rápido impacto en la actividad y el empleo, no es aislado, según advierten fuentes sindicales: otros proveedores y los concesionarios están empezando a sufrir este cambio de tendencia impuesto por los gobiernos.

Esta adaptación podría empañar incluso las buenas cifras que se esperan para el próximo año, con PSA en cifras récord de producción por el lanzamiento del nuevo todocamino V20 (Peugeot 2008) y la versión Toyota de las furgonetas K9, lo que debería tirar y mucho del empleo en el sector. De hecho, una de las voces más críticas con la presión ejercida por algunos gobiernos para que Bruselas elevase los límites de emisiones sin tener en consideración el impacto en la primera industria europea ha sido el presidente de PSA, Carlos Tavares, que no duda al afirmar que este recorte tendrá consecuencias sobre la actividad de las fábricas y el empleo, como recogió este periódico el viernes.

Son los malos humos la principal amenaza que afronta el sector, por encima del desarrollo del coche autónomo o los nuevos modos de consumo de la automoción ( renting, car-sharing, etc.), sobre todo en Galicia y España, donde la práctica mayoría de las plantas están centradas en segmentos diésel como los vehículos industriales y comerciales o los todocaminos. En Vigo, con vehículos que van desde gamas diésel puras -como las furgonetas y los monovolúmenes- a los eléctricos, con el nuevo V20 como principal exponente.

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