El lanzamiento en dos años de al menos 15 modelos eléctricos o híbridos ha obligado al Grupo PSA a reforzar el único taller de baterías de ion-litio que tiene -por ahora- en Europa, el de Vigo. La multinacional automovilística francesa cuadruplicará la superficie de esta unidad dedicada al montaje, control y logística de componentes para vehículos eléctricos e híbridos plug-in, que pasará de los 850 metros cuadrados actuales a más de 4.000 a finales de año, con el objetivo de que a principios de 2020 sea capaz de ensamblar un mínimo de 20 unidades al día. Balaídos suministrará baterías a sus propios modelos, como el nuevo todocamino V20 -cuyas primeras imágenes se desvelarán a finales de mes- o las furgonetas (B9), pero también a la próxima generación del Opel Corsa en Figueruelas o el proyecto C41 en Villaverde (Madrid).
En la actualidad, el montaje de baterías es prácticamente anecdótico en Vigo, con unas siete unidades por semana para modelos como la anterior generación de vehículos comerciales ligeros de Peugeot y Citroën (los Partner y Berlingo de 2008) y las preseries del que será el primer todocamino gallego, el V20 (la siguiente generación del Peugeot 2008). Esa producción se realiza en el primer taller prototipo de baterías de ion-litio de PSA en Europa, operativo desde 2013 en una nave de 850 metros cuadrados en Balaídos distribuidos en tres áreas: montaje, logística y control de calidad. Allí se ensamblan los distintos módulos y sistemas de las baterías -que se importan actualmente desde Japón- que luego se integran con el resto de órganos mecánicos en el taller de Montaje.
Pero el despegue del automóvil eléctrico hará que en los próximos meses esa nave se quede pequeña, según confirmaron fuentes de la empresa. El lanzamiento del V20 en Vigo, del Corsa en Figueruelas (Zaragoza) y más adelante del proyecto C41 en Villaverde y de la versión eléctrica de las furgonetas K9 también en Balaídos han llevado al grupo a preparar ya una ampliación del taller de baterías, que alcanzará los 4.000 m2 antes de final de año. La idea es que esta unidad sea capaz de suministrar un mínimo de 20 unidades por día (frente a las 7 semanales de ahora) a todas las plantas del clúster ibérico que comparten la nueva plataforma CMP (Common Modular Platform) y que tienen todas adjudicada ya alguna variante eléctrica en su cartera de productos.
El director Industrial y Supply Chain de PSA, Yann Martin, ya había anunciado que Vigo suministraría baterías a otras plantas del grupo en Europa y que estaba previsto que en Trnava (Eslovaquia) se crease un segundo taller de componentes de ion-litio. Eso en una primera fase, hasta que llegase el día en que por demanda todas las fábricas de la corporación gala necesitasen tener integrada una unidad de baterías como la viguesa. El cambio sociocultural y de consumo que sufre el mercado del automóvil, sobre todo a raíz de los escándalos del diésel y las restricciones circulatorias en las grandes metrópolis a los motores de combustión, han llevado a los fabricantes a lanzarse de una vez al coche eléctrico y PSA prepara 15 lanzamientos en apenas dos años, asegurándose una gama totalmente electrificada antes de 2025.
Balaídos siempre ha ido por delante en el grupo en cuanto a coches ecológicos. El primer eléctrico vigués fue una versión del C15 (derivada del Visa), que salió a la venta en 1989 después de dos años de pruebas, y de la que llegaron a comercializarse 402 unidades. La C15 Electro Van tenía una autonomía de entre 70 y 90 kilómetros y una velocidad máxima de 90 km/h, y su comercialización fue exclusiva para flotas de empresa. A este modelo le siguieron las versiones eléctricas de los primeros Citroën Berlingo y Peugeot Partner (proyecto M59), que se fabricaron entre 1997 y 2005. Balaídos produjo 4.500 unidades, que se exportaron directamente al municipio galo de La Rochelle o como flotas de empresa.
