El ictus es una interrupción del riego a una o varias zonas del cerebro. Lo más habitual es que esté provocado por la rotura de un vaso -el 20%- o porque lo obstruya un coágulo -el 80%-. Estos últimos son los isquémicos o infartos cerebrales y hay una serie de pacientes que no responden al medicamento que se inyecta por vena para deshacer los trombos -fibrinólisis- o que no se le puede administrar por contraindicaciones. Estos son los candidatos a una trombectomía mecánica, una técnica de rescate que extrae este tapón mediante un catéter introducido por las arterias. Su incorporación fue la guinda que completó la unidad de ictus del Álvaro Cunqueiro en julio de 2016. Desde entonces, este tratamiento ha beneficiado a 274 pacientes de todo el sur de Galicia, para la que es referencia.

Tras el diagnóstico de los neurólogos, la técnica la realizan los neurorradiólogos. En el balance de actividad hasta finales de 2018 -con 209 casos-, la supervivencia se sitúa en el 83% y el 41% de los pacientes llevaban una vida independiente 90 días después.

El número de tratamientos crece progresivamente. En 2016 se realizaron 21; en 2017, 68; y a lo largo de 2018, 128. En los cinco primeros meses de 2019 van 65. El responsable de la sección de Neurorradiología del Chuvi, el doctor Óscar Vila, plantea que el número de pacientes seguirá en aumento por la progresiva ampliación del tiempo desde que se produce el ictus hasta que se recomienda aplicar la técnica. Hoy es de 6 horas, pero podrá subir incluso a las 24.