Vigo constituye una auténtica isla en la realidad española e internacional de las facultades y centros de investigación dedicados a los estudios económicos. Un informe de la European Economic Association (EEA) acaba de revelar que mientras la presencia femenina es escasa en las principales instituciones, además de menguante cuanto mayor es su prestigio, el peso de las mujeres en la plantilla olívica es casi paritario y ha contribuido a su excelencia.

Tras seleccionar a las 300 mejores instituciones por su producción académica y su calidad investigadora entre más de 3.500 candidatas, los autores del estudio analizaron la presencia femenina en sus cuadros de personal. Y la facultad viguesa, con un 48%, lidera la clasificación española, junto con el País Vasco, y se sitúa entre las 20 primeras de Europa.

"Somos responsables de una parte importante de la producción de la facultad y hemos colaborado en situar a Vigo en el mapa de los estudios económicos", destaca Coral del Río, catedrática de Economía Aplicada e investigadora principal del grupo Ecosot (Economía, Sociedad y Territorio).

Los datos de la universidad olívica le permiten sacar pecho frente al 31% de Oxford, el 24% de la London School of Economics, el 21% de Cambridge o el 17% del Banco Central Europeo. "Se intuía que la proporción era baja, pero las cifras han revelado una situación estrambótica. No hay argumentos académicos para explicarla, sino que se debe a factores como la presión social para que las mujeres se encarguen de los cuidados, los sesgos en la valoración de los currículos o los estereotipos sexistas que consideran que somos menos capaces. La economía es una profesión muy masculinizada. Solo una mujer ha sido galardonada con el Nobel, y fue compartido. Y cuanto más prestigio tiene el centro y más altos son los sueldos, mayores son los obstáculos para el acceso de las mujeres", subraya Del Río, que entre sus líneas de estudio incluye la desigualdad por razones de género.

Las profesionales deben incluso sobrevivir a "ambientes tóxicos". Un reciente trabajo realizado en EE UU por Alice H. Wu ha causado un auténtico "terremoto" en la comunidad de expertos tras analizar un blog en el que participan asistentes al mayor congreso de economía del país. "Las palabras más utilizadas para referirse a los hombres son de carácter profesional, pero en el caso de ellas las más frecuentes eran caliente, feminazi, vagina, embarazada, sexi...", revela Del Río.

La catedrática Olga Alonso, que pertenece a su mismo grupo, apunta a los informes internos del prestigioso MIT que en 2002 revelaron que no solo había menos mujeres, sino que además cobraban menos. "El problema es que solo se tomaron medidas cuando los medios lo sacaron a la luz. Por eso son tan importante estudios como el de la EEA. Las cifras ponen de manifiesto la magnitud del problema y contribuyen a que la gente despierte de su letargo. Solo así se producen cambios", sostiene.

La disminución de la brecha de género también pasa por eliminar sesgos cognitivos e ideas preconcebidas que afectan a las decisiones de manera consciente o inconsciente. "No hay valoraciones neutras. Una misma característica como tener carácter se interpreta de forma diferente en un académico que en una académica. A los hombres se les otorgan méritos sin tener que demostrarlos. En cambio, nosotras tenemos que hacerlo y con creces", añade Alonso.

A pesar de la buena posición de la UVigo, ambas catedráticas reconocen que estas situaciones son comunes a todos los centros. "No he estado en ningún sitio donde se escuche igual a una mujer cuando habla en alto que a un hombre. El primer error de una mujer le penaliza muchísimo más y se extiende a todas las demás", señala Del Río.

En todo caso, los sesgos han influido menos en la configuración del claustro de la facultad olívica: "Las casualidades no existen, aunque tampoco creo que fuese algo meditado. Pero lo cierto es que la plantilla está equilibrada y que hay un número importante de mujeres en casi todos los departamentos".

El de Economía Aplicada, al que pertenecen Del Río y Alonso, también está dirigido por una mujer, la catedrática Dolores Garza: "Los resultados nos han sorprendido, pero todas las investigadoras estamos muy contentas. Visibilizan hasta dónde podemos llegar y que no hay campos de hombres ni de mujeres. Nos animan a continuar".

Garza apunta a la necesidad de "creerse las medidas de conciliación" para que las mujeres puedan acceder a un equilibrio entre su vida profesional y familiar y destaca que el informe de la EEA también contribuye a dar visibilidad a las investigaciones desarrolladas en la facultad. En el caso de su grupo, destaca, están relacionadas con el entorno económico vigués vinculado a los recursos naturales, la industria o el medio ambiente. "Estos días, las mujeres de la facultad estamos un tanto eufóricas", resume.

CORAL DEL RÍO - Catedrática grupo Ecosot

"Las investigadoras somos responsables de haber puesto a Vigo en el mapa de los estudios económicos"

OLGA ALONSO - Catedrática grupo Ecosot

"A los hombres se les otorgan méritos sin tener que demostrarlos, nosotras tenemos que hacerlo y con creces"

DOLORES GARZA - Catedrática grupo Erenea

"Los resultados visibilizan hasta dónde podemos llegar, no hay campos de hombres ni de mujeres"