Los de Vigo eran los únicos radiólogos del Sergas que no tenían acceso a resonancias magnéticas -que monopolizaba Galaria- y llevaban dos décadas pidiendo que les dejaran hacer la que es la prueba de imagen más avanzada. Sanidade les concedió el 35% en marzo del año pasado. Resultó un aumento de la carga de trabajo porque la plantilla de la empresa pública se negó a hacer otras pruebas como TAC o ecografías. Y a esto se sumó el paro cero en la especialidad. La demora para un escáner empezó a subir y, al cierre del año pasado era del 80%. Incluso se empezaron a acumular pruebas oncológicas. Desde entonces, el Sergas en Vigo ha logrado incorporar a dos radiólogos con los que ha podido reforzar las sesiones de TAC por las tardes y contener los retrasos. Esperan poder asumir todo el trabajo con la incorporación de los tres eventuales de Galaria.