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Los microarrecifes fondean en A Laxe

Arranca la investigación de la Universidad que con pequeños módulos suspendidos de 27 cuerdas caracterizará las especies del futuro jardín marino de Bouzas - Esperan resultados en tres meses

Trabajos con microarrecifes en A Laxe.

En aguas de A Laxe arrancó ayer la investigación de la Universidad que demostrará la formidable capacidad generadora de vida de las aguas gallegas y cómo de rápido se produce la colonización hasta formarse un ecosistema similar al del penedo de cualquier playa. Dirigida por Jesús Souza Troncoso, Mariano Lastra y Jesús López, estos expertos del grupo de Ecología y Zoología de la Facultad de Ciencias del Mar asumen que todavía muchos puedan recelar de que la naturaleza siga igual de generosa dado el castigo que sufren especialmente en las dársenas portuarias por las obras y el intenso tráfico marítimo. Pero justo aquí, más que en el hecho de probar lo que los más entendidos dan por supuesto, reside el interés de la misión encargada por la Autoridad Portuaria.

El campo de trabajo se desarrolla en uno de los tramos del pantalán reservado a las embarcaciones de la Corporación de Prácticos, detrás del Centro Comercial A Laxe. De esta plataforma flotante, donde pocos prueban suerte con una caña de pescar y el fondo yace cubierto de fango, cuelgan 27 cuerdas separadas entre sí que soportan cada una de ellas estructuras similares en tamaño a un azulejo y de diferente relieve sumergidas a 1,8 metros de profundidad. "Son de material y diseño pensado para atraer una comunidad marina característica gallega, lo que llamamos Maërl, algas coralináceas", expone Jesús Troncoso.

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Así 'cultiva' la UVigo el futuro jardín marino de Bouzas

Se espera que alrededor de estos minúsculos habitantes incrustados en los microarrecifes nazca en un año una población mayor formada por algas, peces y hasta crustáceos. Justo la colonización que el Puerto quiere impulsar en el jardín marino que "plantará" en el paseo de la escollera de Bouzas en el marco del proyecto bautizado "Peirao do Solpor". Con los resultados de este ensayo científico, la iniciativa surgida del Blue Growth avanzará hacia la segunda fase con la definición de la arquitectura de futuro recinto de ocio boucense que como rasgo más espectacular dispondrá de una suerte de pasadizo acristalado para observar cara a cara la vida acuática sin mojarse. "Paso a paso", incide Carlos Botana, el jefe de Sostenibilidad del Puerto, descargando con esta cautela todo el protagonismo en la investigación de la Universidad.

A partir del fondeo de las cuerdas, los expertos realizarán un seguimiento exhaustivo del aspecto que vayan presentando los microarrecifes. "Dentro de tres meses volveremos a sumergirnos", avanzaban ayer convencidos de que al cabo de ese plazo los "coralillos" se adueñarán de las losetas. El calendario lo tienen fijado lo que no evitará que acudan con periodicidad para supervisar que este laboratorio al aire libre soporta laa acción del mar y el movimiento de los barcos.

Expectación en la barandilla

Cuando se confirmó su fichaje para esta iniciativa, los tres investigadores destacaban entre sus principales motivaciones el hecho de abordar el ensayo en un ámbito tan cercano a la ciudad, "así los vigueses serán testigos de la evolución", confesaban. No se equivocaban. Al menos ya durante los preparativos de los cabos y microarrecifes comprobaron hasta qué punto estos trabajos despiertan curiosidad entre los paseantes. Desde el momento en que atracó la zódiac de la Estación de Ciencias Marinas de Toralla (Ecimat) patroneada por Enrique Poza, grupos de personas se iban sucediendo en la barandilla del paseo. Y de cada cual salían los comentarios más sorprendentes: "Van a por el bogavante descomunal que dicen que anda por aquí".

Su entretenimiento duró toda la mañana. Mientras Troncoso y Lastra y personal de Medio Ambiente del Puerto preparaban sobre el pantalán los microarrecifes respetando las medidas exactas para igualarlos en profundidad, Jesús López realizaba un reconocimiento del fondo en compañía del técnico del Ecimat, Roberto Gómez, y Olatz González, becaria en la Unidad de Medio Marino de la facultad de Ciencias del Mar. Sobre la una de la tarde, el equipo abandonando la "batea" con la frase que mejor resume lo que se espera de la misión: "Ahora, a dejar que la naturaleza trabaje".

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