La victoria arrolladora alcanzada el 26-M por el PSOE alcanza a todos los distritos y mesas electorales de la ciudad. No hay urna que el domingo terminase con más papeletas de otros partidos que socialistas. Los datos divulgados ayer por el Ministerio de Interior constatan que la candidatura encabezada por Abel Caballero se impuso en las 372 mesas repartidas a lo largo y ancho del municipio, borrando de un plumazo antiguos bastiones de poder de otras fuerzas, como PP o BNG. El dato vuelve a superar con creces al de 2015, cuando Caballero había cosechado ya una aplastante mayoría absoluta de 17 concejales. Entonces el PSOE se impuso en 367 urnas. El domingo fue en cinco más, lo que le permitió alcanzar un pleno histórico. En 2007, cuando Caballero tomó las riendas de Praza do Rei en minoría, en coalición con el BNG, la radiografía electoral de Vigo era bien distinta: los populares, con Corina Porro, ganaban en 323 de las 372 mesas.

El PSOE no solo barrió de calle todas las mesas. Su peso en los distritos es aplastante. Los votos socialistas suman más del doble que los del resto de principales partidos juntos. Un ejemplo: en el distrito dos, formado por el centro urbano, Casablanca, Llorones y Gran Vía, una zona en la que habitualmente triunfaba el PP, la candidatura de Caballero logró el domingo 9.744 votos. PP, Marea, BNG y Cs juntos no llegan ni a 4.000. En el área conformada por Navia, Comesaña, Alcabre, Oia, Coruxo y Saiáns el margen es incluso más abrumador: 11.560 sufragios socialistas frente a los 4.391 que suman las listas de los populares, nacionalistas, Marea y Ciudadanos.

A pesar de la pronunciada caída que padeció el domingo, al pasar de siete a cuatro concejales, el PP se mantiene en todos los distritos como segunda fuerza, bastante por delante de Marea, que en algunos casos ha visto cómo el BNG se le acercaba en apoyos, aunque sin perder el tercero puesto en ninguna de las nueve áreas electorales. En algunas mesas los populares se quedaron a solo un puñado de votos del PSOE, pero siempre por detrás. En una mesa del distrito ocho (integrado por Matamá, Bembrive, Beade, Valadares y Zamáns), por ejemplo, el PP cosechó solo dos votos menos: la candidatura de Muñoz logró 140 papeletas, frente a las 142 de Caballero.

Después de la euforia de la noche electoral, ayer tocaba hacer una valoración más en frío sobre los históricos resultados del PSOE en la ciudad. Caballero enfatizó la "estabilidad política total" de la que goza Vigo desde que llegó a la Alcaldía en 2007. "Antes, desde 1990, cada cuatro años se cambiaba de alcalde", recordaba.

¿Y la oposición? Nada se sabe del PP. Ayer, ni su presidenta, Elena Muñoz, ni ninguno de los concejales hicieron ninguna aparición pública. Muñoz ya avanzó en la noche del 26-M que no tomará "decisiones en caliente", en relación a su posible dimisión. El candidato de Marea, Rubén Pérez, achacó los resultados -su grupo pasó de tres a dos ediles- a "los conflictos internos permanentes" de la formación a nivel autonómico y espera que la nueva mayoría absoluta "no vacíe de contenido político el Concello".