Son los nativos digitales, la generación nacida en el siglo XXI que en lugar de pan nacieron casi con un teléfono móvil bajo el brazo. Pero también tienen, por primera vez, la responsabilidad de poder ejercer el derecho al voto. Se estrenaron hace menos de un mes, con las elecciones generales y ahora repiten experiencia con su ciudad, Vigo, donde han "convivido" desde la tierna infancia con un alcalde, Abel Caballero, con el que todos han coincidido, más de una vez, en algún acto educativo, deportivo o cultural.

Cuando el actual alcalde fue elegido por primera vez, en 2007, cursaban Primaria y ahora están a las puertas de entrar en la Universidad o tratando de incorporarse por primera vez al mundo laboral. Son 2.525 los vigueses que este año cumplen la mayoría de edad y si a ellos se suman los nacidos en los tres años anteriores y que, por lo tanto, se estrenan este 2019 en las locales, la cifra roza los 10.000.

Cuatro de ellos analizan para FARO cómo viven sus primeras campañas municipales, con el voto ya decidido antes de la jornada de reflexión. Con una visión política completamente distinta, sí coinciden en que les ha resultado más sencillo decidirse en esta ocasión que en la cita del pasado abril.

"Mientras que para las elecciones generales me informé mucho, para las locales mucho menos porque voto convencida de cuál va a ser el resultado independientemente de mi voto", explica María López. Reconoce que el ambiente familiar y los amigos o el colegio influyen y "tienen a dirigirte de una u otra forma" pero en su caso asegura que "no determina para nada" su voto. "En mis ideas soy bastante más radical que mi familia", confiesa. "Yo no tenía muy claro hasta que vi los programas electorales y no, la famlia no afectó a mi decisión", explica por su parte Aram Vales, que habla a menudo de política con sus amigos, especialmente de la irrupción de Vox o Ciudadanos o del apoyo a Podemos.

En el entorno familiar sí, pero Alba Jacobo admite que las elecciones locales no son un tema del que acostumbre a hablar entre amigos. "Lo que se dice la mayoría de las veces es que en Vigo no votamos a los partidos, sino a los candidatos, manifiesta. En su caso, tiene claro a quién irá destinada su papeleta este domingo.

También habla con su pandilla de política Nicolás Fernández, con las mismas inquietudes por la llegada de Vox o sobre la fragmentación de los partidos. "La gente no es consciente de a quién vota", lamenta este joven de 20 años que votará por primera vez en las locales aunque ya lo ha hecho dos veces en las generales, en 2017 y ahora. En su caso, admite que su familia influye "algo". "Toda mi familia es de izquierdas pero me guío por mis preferencias", dice.

Sobre los candidatos, Nicolás es rotundo. "No conozco a casi ninguno, ni me molesto en conocer a los candidatos de la derecha, solo reconozco el nombre de Caballero, admite. Según su opinión, "es un buen alcalde, la ciudad está bastante limpia". No solo tiene elogios para el regidor, a quien reprocha su "obsesión por los dinosaurios o su competitividad por las luces navideñas".

El "despilfarro del dinero en decoraciones excesivas como pasa en Navidad, aunque sus intenciones parecen buenas" también lo critica Alba Jacobo, que valora positivamente que es "cercano" a los ciudadanos. Ella sí cita al resto de candidatos si bien admite que los conoce "malamente" en relación a la "gran popularidad" de Caballero. "A Rubén Pérez y Xabier Pérez los conocí por la gran cantidad de carteles pegados en los alrededores del instituto", indica.

También María López conoce a Muñoz y a Pérez pero no a los candidatos de BNG ni de Vox. Es la más crítica con Caballero, a quien describe como un "cuñado bromista" y coincide en criticar el gasto en las luces navideñas. "Cuando empecé a interesarme por la política y definir mis ideas llegué a la conclusión, dentro de mi opinión, de que no lo está haciendo bien. Siento que no tiene en cuenta a los que menos tienen", manifiesta.