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El dragado en el muelle de Reparaciones eliminará con explosivos los bajos rocosos

Los trabajos previos a las "microvoladuras" consisten en retirar las zonas blandas de roca - Parte de este atraque en Bouzas se cierra a los barcos

Trabajos del dragado ayer en el muelle de Reparaciones. // FdV

Por muchos sistemas que barajase al principio para actuar con el máximo mimo al medio, la dureza de las rocas en algunas de las zonas a dragar ha obligado al Puerto a recurrir al método tradicional con explosivo. Una decisión que adopta vistos los resultados del uso del cemento expansivo -un material específico para demolición pero carente de explosivo- en la terminal Ro-Ro, donde a la adjudicataria le costó despejar el lecho marino de las rocas que reducían el calado. Pero estos bajos no eran tan duros ni grandes como los del muelle de Reparaciones, así que al menos aquí se efectuarán "microvoladuras".

El Puerto ya completó la exigente tramitación administrativa que requiere este tipo de actuaciones y desde ayer espera el visto bueno para que la empresa comience a dinamitar. A la espera de estos permisos, los trabajos previos arrancaron ayer con el "cortado" de las partes más superficiales y blandas de las rocas. En la práctica consisten en allanar esta "cordillera" sumergida hasta que la maquinaria dirigida por un buzo, similar a un martillo, sea incapaz de reducirla más.

De las tres zonas a dragar incluidas en el concurso que ganó la UTE integrada por Prace Servicios y Obras S.A. y Marcor Xove S.L. por importe de 1,1 millones, la del muelle de Reparaciones entraña la mayor complejidad por la distribución dispersa de las rocas que además de limitar el calado trastorna las maniobras de los barcos al enfilar el atraque. También es la más ansiada por los operadores por tantas complicaciones sufridas en todos estos años a causa de estos obstáculos en el fondo. Imperceptibles desde el muelle salvo en bajamares muy acentuadas y con buena visibilidad hubo barcos que acabaron tocándolos, incluidos algunos botados por astilleros del otro lado de la dársena, de ahí que el sector naval comparta el interés porque toda la profundidad de este muelle quede por fin libre de altibajos.

Por las consecuencias positivas de esta actuación -se ganará un fondo de 8 a 10 metros- ninguna empresa ha cuestionado las restricciones de uso de este muelle anunciadas por los responsables de Operaciones de la Autoridad Portuaria. Para facilitar la labor de los buzos, desde ayer permanece delimitado por boyas el perímetro donde se hallan las rocas a retirar al tiempo que se cerró un tramo de la línea de atraque por seguridad. Se estiman en varias semanas lo que durará este dragado que, según el pliego del concurso, abarca en total un ámbito de 16.000 m2. El siguiente se acometerá en el extremo de la terminal de Transatlánticos orientado hacia O Berbés.

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