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Ángeles Sanromán: "Es una satisfacción publicar artículos, pero también resolver problemas de la sociedad"

"Los investigadores que ayudamos a que la UVigo esté en los rankings deberíamos ser compensados"

// Ricardo Grobas

Regresó a la tierra de sus padres desde Cádiz poco antes de empezar a estudiar en la Universidad de Santiago y hoy es una de las pocas catedráticas de la UVigo en el ámbito de las ingenierías, además de liderar el grupo de Bioingeniería y Procesos Sostenibles. Según la base de datos Scopus, es la segunda investigadora de la institución en número de publicaciones y el ranking del CSIC la sitúa en la posición nacional 847 con un índice h 52.

-¿Qué valor le concede a los rankings ?

-No es algo que me haya preocupado pero cada vez nos miden más por estos indicadores. Y no tanto a título personal como a la propia institución. El número de investigadores con un índice h elevado se tiene en cuenta en la medición de la calidad de las universidades y es también una forma de atraer a científicos y estudiantes postdoctorales. Hoy competimos en todo, tienes que estar continuamente publicando y nos exigen temas innovadores. Nosotros somos un grupo de referencia de la Xunta pero dentro de dos años tenemos que volver a presentarnos y no es lo mismo estar en una situación top que intermedia.

-Tras la toma de posesión de hace unas semanas por fin es catedrática [En 2003 ganó por primera vez la plaza pero fue anulada por defectos de forma del concurso aunque los méritos estaban acreditados].

-Ha costado (risas). Al final ha salido, como diría el otro, por ser mayor. Da pena que en la Universidad no se tomen en cuenta determinados parámetros. De alguna manera los investigadores que ayudamos a que la institución esté en los rankings deberíamos notar alguna compensación. También entiendo que es difícil conseguir una normativa justa para todos, pero las universidades se siguen moviendo con protocolos de hace años que no están acordes con la sociedad actual. En este sentido, considero muy positiva la idea del Rectorado de intentar atraer investigadores de fuera con renombre.

-Su defensa de la cátedra coincidió con el 8-M y decidió destacar el papel de la mujer en su área.

-La primera mujer ingeniera en nuestro país es de 1929. La primera catedrática española de Ingeniería Química obtuvo su plaza en 1984 y la de Galicia, en 2000. Es una historia muy reciente. Nunca he notado discriminación en mi trayectoria. Cuando llegué a Vigo, José Tojo era vicerrector y contó conmigo para ser directora de la Oficina de I+D. Nunca tuve problemas, aunque sí fui a muchas reuniones donde era la única mujer. Lo que sí percibo es que es necesario mucho apoyo familiar porque suelen ser las mujeres las que más se implican en el cuidado de los niños o mayores. Mi marido y mi hermano me han facilitado siempre mi labor del día a día.

-Lo cierto es que su trayectoria es de las que van abriendo camino. En las ingenierías solo hay un 8% de catedráticas y, en todos los ámbitos, hay pocos grupos dirigidos por mujeres.

-El otro día tuve un grupo de prácticas en Tecnología Química con solo dos chicas entre veinte alumnos. El porcentaje masculino es mucho mayor, pero se hace un esfuerzo por cambiar esto. La Xunta y muchas convocatorias nacionales valoran positivamente que el investigador principal sea mujer. En las reuniones con empresas el perfil masculino es muy alto, pero a nivel universitario la mujer incrementa su presencia. Aunque rectoras hay pocas. Nos incorporamos de forma tardía y quizá hace falta que nos vayamos asentando y empezando a tomar nuestro lugar y adquirir responsabilidades mayores.

-La divulgación en colegios es una manera de influir en esos porcentajes.

-Sí. En nuestro grupo hemos visitado colegios y participado en jornadas de puertas abiertas y en los campus de verano y son actividades muy gratificantes. Tenemos que hacer más esfuerzo en divulgar y en estar ahí cuando nos pida ayuda una empresa o ayuntamiento. Es una satisfacción publicar artículos, pero también que nuestros conocimientos e infraestructuras resuelvan problemas de la sociedad.

-¿Qué hace falta para que esa relación sea más estrecha?

-Las empresas vienen de una situación delicada por la crisis. Harían falta más convocatorias de proyectos que apoyen a las pymes, porque las de ahora están más orientadas a las grandes. Aún sí, nosotros tenemos en marcha iniciativas muy interesantes como un proyecto con una empresa gallega que ha pedido una ayuda CDTI para la producción de ácidos grasos omega-3 a partir de microalgas. Y otras veces somos nosotros los que las buscamos a ellas. Una de nuestras líneas es la mejora de la protección de la madera con tratamientos de química verde y colaboramos con la empresa italiana Renner tras llamar sin éxito a varias puertas a nivel nacional.

-También cuentan con estudios para eliminar contaminantes del agua y reutilizarla.

-Uno de los problemas de las depuradoras es que sigue habiendo contaminantes en concentraciones bajas que vuelven al medio y pueden generar un problema para la salud y el medio ambiente. Tenemos un proyecto nacional para obtener un proceso de tratamiento fácil de aplicar en cualquier lugar y económico. Y en paralelo colaboramos en otro europeo con socios de varios países.

-Gracias a investigaciones como las suyas, Samil acaba de conseguir por primera vez Bandera Azul.

-Debemos proteger el medio ambiente y concienciar sobre la protección para que descontaminar sea lo último. Nuestra idea es trabajar en esta línea y que las medidas correctoras sean económicamente posibles. La depuradora de Vigo ha conseguido un cambio muy importante en los valores y la mejora medioambiental de la zona. La ciudad está en boca de muchos por temas como las luces de Navidad, pero estos días en la tele se hablaba también de esto.

-¿Y cuándo se hablará de Vigo por sus investigadores de excelencia?

-En los debates electorales no se habló ni un minuto de ciencia. No es que no se hable de los investigadores de Vigo, es que no lo hacen de los de ningún sitio. Solamente se habla de investigación cuando está relacionada con temas llamativos como la robótica o cuando se produce un gran hallazgo relacionado con la salud. Pero también es verdad que cada vez hay más espacio en los medios y se intenta unir a los investigadores con la sociedad. Y esa colaboración también pasa por la formación de profesionales cualificados para las empresas. En esta zona tenemos un polo importante de biotecnología con empresas como CZ Veterinaria y Lonza y varias personas que se doctoraron en nuestro grupo forman parte ahora de su plantilla. Es una forma de crear vínculos.

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