El servicio ferroviario entre A Coruña y Oporto que plantea la compañía Arriva, filial del gigante alemán Deutsche Bahn, está un poco más cerca de hacerse realidad. La Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) emitió ayer un informe en el que concluye que la línea privada no pondrá en riesgo el futuro de la pública, operada por Renfe. Todo lo contrario. Los técnicos del organismo regulador subrayan en varias ocasiones que la propuesta de Arriva supondrá "una mejora de la calidad de los servicios". "Se incrementará el número de frecuencias y capacidad disponible en los trayectos afectados", razona la CNMC, que confía que en el nuevo escenario -en el que Renfe conviviría con la filial de Deutsche Bahn- "la oferta se adecuará en mayor medida a las necesidades de los usuarios".

La tarea de la Comisión consistía en aclarar si -como alegaba Renfe- la puesta en marcha de la nueva conexión asestaría un severo golpe a la sostenibilidad de los trenes del servicio público. Según se recoge en el informe de la CNMC, Renfe calcula que Arriva captaría más de 750.000 viajeros, lo que le restaría "millones" de euros en ingresos todos los años. A lo largo de su análisis, la CNMC desmonta sin embargo argumentos como el "efecto arrastre" que acarrearían las tarifas aplicadas por la empresa o su impacto en el mercado.

Su conclusión es que la "incidencia negativa" que tendría el servicio que propone Arriva no superará el 1% de las ventas de Renfe, el porcentaje a partir del que la CNMC podría tumbar el nuevo servicio. Los técnicos valoran que hasta 2027 la nueva conexión restaría cerca de 5,35 millones a la operadora ferroviaria pública, lo que supondría el 0,12% del dinero que esta percibirá por la venta de billetes. Sus cálculos distan mucho de los que maneja la propia Renfe, que eleva esa pérdida de ingresos hasta los 25,63 millones, el 0,57%.

En consecuencia -zanja el informe oficial- la CNMC aclara que "el nuevo servicio internacional de viajeros entre A Coruña y Oporto no produce un impacto negativo sustancial sobre el equilibrio económico del contrato de servicio público suscrito entre Renfe Viajeros y Fomento". Los expertos de la Comisión apuntan incluso que al aumentarse las frecuencias y reducirse los tiempos de viaje es previsible que haya un repunte de pasajeros en la línea. "La demanda global del corredor se incrementará", vaticinan desde la CNMC.

Hace un año Arriva hizo pública su pretensión de cubrir el corredor ferroviario entre A Coruña y Oporto con paradas intermedias en Santiago, Vilagarcía, Pontevedra, Vigo Guixar, Valença do Minho y Nine, 337 kilómetros que entonces la filial de Deutsche Bahn aseguraba que podría cubrir en dos horas y 48 minutos y que en el análisis de la CNMC se redondea en dos horas y 50 minutos. Aunque entonces su pretensión era empezar a operar el 17 de julio de 2019, en el nuevo informe se apunta ya a 2020.

Aunque el informe favorable de la CNMC es el trámite del que estaba pendiente la compañía no es el único que tendrá que completar. Antes de ponerse en marcha, su servicio requeriría también de certificados de seguridad y una homologación técnica de Adif.

Durante los dos primeros años Arriva plantea operar el servicio con seis frecuencias diarias durante los días laborales y cuatro los festivos y fines de semana. Pasados los primeros 24 meses de actividad, subiría a ocho las conexiones diarias, lo que reforzará de forma considerable la actual oferta. Arriva activará además combinaciones con sus autobuses, una ventaja intermodal que destaca la propia CNMC.