La UVigo y sus socios del consorcio europeo Fire-RS han validado con éxito la plataforma para la detección y control de incendios forestales mediante el uso de sensores infrarrojos en tierra, drones y el satélite Lume 1, en órbita desde el pasado diciembre. La solución es "plenamente operativa y escalable" y sus responsables están a la espera de conseguir nuevos fondos de la UE para ampliar este novedoso sistema con vehículos terrestres autónomos que den soporte a las brigadas de emergencias, por ejemplo, transportando material a través de las líneas de fuego.

El coordinador del proyecto, Fernando Aguado, también reveló ayer que los resultados obtenidos han captado la atención del JPL (Jet Propulsion Laboratory) de la NASA, ubicado en Los Ángeles y que se plantea replicar el sistema para combatir los incendios de California. "El concepto les parece interesante y tenemos contactos con ellos", apuntó.

La iniciativa Fire RS, lanzada en 2017 con una financiación de 2,1 millones de euros, ha contado con la participación de la Universidad de Oporto y el centro LAAS del CNRS francés, así como de la Agrupación Aeroespacial de la UVigo y los grupos de investigación CIMA, Antenas, Radar y Comunicaciones Ópticas, y el Laboratorio de Informática Aplicada.

El rector Manuel Reigosa felicitó ayer a este "equipo de gente muy comprometida" y destacó que el proyecto supone un ejemplo de colaboración internacional y público-privada entre universidades, administraciones y empresas. Subrayó asimismo la creación de la startup Alén Space, que será la responsable de transferir al mercado el conocimiento generado en la UVigo. "El proyecto tendrá un efecto positivo sobre la sociedad gallega y en el tejido productivo de nuestro país", concluyó.

Una vez demostrada la viabilidad del sistema, la siguiente fase sería precisamente su despliegue en tierra y en el espacio por parte de las propias administraciones o a través de empresas. En este sentido, Marcos Araújo, gerente de la Axencia Galega de Emerxencias (Axega), avanzó que este año la Xunta adquirirá "alguna tecnología relacionada con el proyecto para seguir haciendo pruebas de campo real, no solo de detección sino de control de la evolución mediante nanosatélites y vehículos aéreos no tripulados".

En 2018, más de 1,2 millones de hectáreas ardieron en Europa, un total de 2.608 en Galicia. Y la Xunta destinará este año 180 millones de euros para la prevención y extinción de fuegos forestales. Araújo explicó que el 95% de estos incendios son provocados y que se declaran "cada vez más cerca de viviendas".

También destacó que la herramienta de la UVigo evita que "las situaciones de emergencia se agraven" y aumenta "el grado de eficacia" y la seguridad de las brigadas, ya que constituye un apoyo fundamental en las comunicaciones.

El sistema supone un gran avance respecto a los modelos actuales, que son incapaces de recoger datos de manera continuada, y facilita una predicción más exacta de la evolución de los incendios basada en datos reales recogidos in situ y generada de forma automática.

Se trata de "un sistema de sistemas" que, en una primera fase, utiliza sensores infrarrojos en tierra desarrollados por el grupo CIMA y capaces de detectar incendios a una distancia de entre 1,5 y 2 kilómetros. En caso de fuego, el Lume 1 recibe la alerta y reenvía la información a la estación de control del campus, que, a su vez, la remite ya procesada al LAAS de Toulouse. Allí se generan planes de vuelo para que los drones, de cuyo despliegue se ocupa Oporto, se dirijan a la zona afectada con la misión de recabar más datos y facilitar una predicción más exacta de la propagación de las llamas.

Las pruebas con fuego real y sensores se realizaron en la sede de Reganosa en Tui, en colaboración con el Consorcio de Bomberos de Deza-Tabeirós, mientras que los drones se testaron en Portugal.

Aguado, que dedicó sus primeras palabras al profesor José Antonio Vilán, también destacó que la plataforma ayudaría a "definir una mejor estrategia de reforestación", además de contar con un importante "efecto disuasorio.

El profesor también confirmó el buen estado del Lume 1, con el que seguirán realizando "experimentos y nuevas actividades" en los próximos meses. El cuarto cubesat vigués también tiene otras funcionalidades como la captación de señales de aviones que han sido transferidas a Alén Space. Diego Nodar, uno de sus cofundadores, confirmó ayer que hay empresas interesadas en la tecnología del nanosatélite.