Con la llegada de las buenas temperaturas, surgen las ganas de planes al aire libre para disfrutar de la naturaleza y su explosión de vida en plena primavera. El municipio cuenta con multitud de espacios de importante valor forestal, botánico o paisajístico para deleitarse con su riqueza y sus peculiaridades.

Los jardines históricos del Pazo de Castrelos son el punto de la ciudad que alberga más joyas botánicas. Cuenta con cuatro ejemplares que, ya sea por su valor natural, científico, didáctico o paisajístico forman parte del catálogo de árboles singulares elaborado por la Xunta y que les otorgan un alto nivel de protección -en todo el municipio hay siete-. Una de ellas es la camelia Matusalén, que preside el jardín francés y que recibe este nombre por su antigüedad. Se calcula que supera los 150 años. También están reconocidos el tulipero de Virginia y el eucalipto azul, de más de un siglo, y el haya. Pero en sus más de cinco hectáreas se puede disfrutar de otras muchas variedades de plantas ornamentales y exóticas.

El bosque inundado de a Bouza (Coia). // J. Lores

En un municipio con casi una cuarta parte de su superficie cubierta por montes -el 17%, en concreto-, hay numerosos enclaves en los que gozar con su biodiversidad. La Mancomunidad de Montes de Vigo -que agrupa a las 13 comunidades existentes- y, en particular, su área de uso social, están realizando un importante esfuerzo para su promoción y difusión como espacios de lecer y educación ambiental. En este programa se incluye su sexta andaina, que celebrarán el 12 de mayo.

Jardines históricos del Pazo de Castrelos. // M.G. Brea

Desde la mancomunidad destacan el parque botánico "Arco da Vella", en el cauce fluvial del Eifonso -afluente del Lagares que discurre por Bembrive-, como uno de los lugares más destacados. Recibe este nombre porque en él se entrelazan siete sendas asociadas a los siete colores del arcoiris -árboles, arbustos, pequeñas plantas y setas, fauna, agua, patrimonio etnográfico y arte- que confluyen en una misma ruta interpretativa. A pesar de su cercanía con la zona urbana, acoge una rica biodiversidad, con formaciones mixtas de robles, castaños y avellanos y especies de ribera. Además, se pueden encontrar especies poco frecuentes en la costa gallega como la planta mercurial. Sirve de refugio para especies animales y vegetales incluidas en el Catálogo Galego de Especies Ameazadas.

"Arco da Vella" en el Eifonso (Bembrive)

Un enclave menos conocido es el de Piñeiros do mundo, del parque forestal de Saiáns. El presidente de su comunidad, Uxío González, cuenta que hace 8 o 9 años se enteraron de que el vivero que Tragsa tiene en Maceda se deshacía de ejemplares de 25 especies de pinos de diferentes puntos del planeta con los que había experimentado y decidieron plantarlos como una zona temática. Por él pasa el sendero local de Saiáns, el anillo verde y el Camino Portugués por la costa. Destaca que los peregrinos pueden reconocer las especies de su país o continente.

La Comunidad de Montes de San Andrés de Comesaña también creó recientemente un arboreto, una colección de árboles de distintas especies catalogadas y curiosas que atrae a entendidos en la materia.

La de Teis ha hecho un importante trabajo de recuperación el bosque atlántico y mediterráneo de A Madroa que fue reconocido el año pasado por Naciones Unidas. Alfonso Pazos, técnico forestal y tesorero de la comunidad, cuenta que retiraron las especies invasoras que le afectaban -sobre todo, una plaga de acacias-, conservaron las autóctonas y plantaron otras buscando biodiversidad. Con Greenpeace plantaron un soto de robles.

Jardín botánico de Sales. // M.G. Brea

Los humedales son otra de las riquezas medioambientales de la ciudad. En Coia se conserva una de las pocas muestras que quedan de un bosque inundado, el de A Bouza. El corredor verde del Lagares es una buena senda para descubrir los humedales de Goberna y de Muiños y la marisma da Xunqueira. Se puede continuar hasta O Vao, donde gozar de la recuperación ambiental de sus dunas, protegidas como Espazo Natural de Interés Local (ENIL). Son de gran interés botánico ya que han logrado que vuelvan especies escasas y amenazadas. Son muy delicadas. Cualquier pisada hace que se desentierren. De ahí que estén valladas.

Piñeiros do mundo (Saiáns). // R. Grobas

Además de estos espacios públicos, la ciudad cuenta con uno privado con ejemplares de gran valor ornamental y botánico: la Fundación Sales. Sales Covelo empezó a crear este jardín exótico en los años 60. En sus 6.000 metros cuadrados contiene casi 1.100 especies. Destaca el único nenúfar gigante (Victoria cruziana), de España. También cuenta con un árbol dinosaurio (Wollemia Nobilis), que se redescubrió en 1993 en Australia, o un Ginkgo biloba, fósil viviente y única especie en sobrevivir a la bomba atómica.

Dunas de O Vao. // J. Lores