El trabajo de Vladimir Dobal certifica los efectos nocivos de las mezclas de alquitranes en el mejillón, además de probar que branquias, glándula digestiva y manto son órganos necesarios en su mecanismo de desintoxicación de xenobióticos -sustancias químicas presentes en su organismo pero que no son producidas naturalmente-.

Como resultado de sus experimentos en el laboratorio, también identificó una batería de enzimas como potenciales biomarcadores de contaminación por mezclas de hidrocarburos y mentales pesados en ambientes marinos, sobre todo, en áreas dedicadas a la acuicultura. Además propone como posibles biomarcadores de intoxicación por alquitrán una serie de 132 proteínas. Y, por su relevancia funcional, destaca la potencialidad de tres proteínas -implicadas en los procesos de muerte celular programada y en la fertilización- para determinar los efectos nocivos del alquitrán en la reproducción del mejillón.

"En el laboratorio están sobreexpresadas y, como continuación de este trabajo, habría que estudiarlas en el medio natural", explica.