"Al final, la física explica el mundo en el que vivimos, es nuestra mejor manera de entender las cosas que pasan, por qué pasan y cómo pasan. Y, además, lo hace de una forma muy bonita, muy elegante". La que anima de este modo a la gente a acercarse al mundo de la física es una viguesa de 16 años, María Rodríguez Domínguez. Esta alumna de 1º de Bachillerato del Instituto de Educación Secundaria Os Rosais se alzó el pasado fin de semana con una de las medallas de plata de la Olimpiada Nacional de Física.

Y su mérito es mayor si se tiene en cuenta que era de una de las más jóvenes entre los 130 finalistas que disputaron el pasado fin de semana la final en Salamanca. Para ella suponía "un reto". "Y como me gustan mucho los retos, me lo pasé muy bien", señala.

Conocer a gente que comparte su pasión por la física es una de las recompensas que más valora de esta experiencia. A ella le atrae desde siempre. "Leo libros de física y de astrofísica desde que recuerdo, toda la vida", relata y añade que empezó con Stephen Hawking a los 8 años. No eran libros que tuviera por casa. Iba a la biblioteca a buscarlos. No tiene muy claro de dónde le viene esta fascinación. "A mis padres les interesa la ciencia y siempre me lo fomentaron", apunta. Su madre, María del Mar, cree que es algo "innato" en ella. "Desde el principio le llamaban mucho la atención los planetas", recuerda.

A los 12 años entró en un club de física que lleva un profesor de Vigo, en el que hacen experimentos y problemas y profundizan en materias que no da tiempo a abordar en el instituto. También entró en el programa de estímulo de talento matemático Estalmat, de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Admite que siempre se ha fijado en las leyes de la física que están detrás de cualquier actividad cotidiana, como el movimiento de los columpios en los parques. Confiesa que estudia mucho, pero porque también va al conservatorio, donde aprende a tocar la viola. Y aquí, por supuesto, también encuentra vínculos con la física. "Es muy parecida, tienen muchas ondas estacionales", explica. Son cosas que a ella le resultan "intuitivas".

Para la Olimpiada se preparó algo haciendo exámenes de otros años. "Para saber qué esperarme", cuenta. Al final, no se parecían. Les pidieron un experimento para calcular la resistencia que opone el aluminio a deformarse y que resolvieran tres problemas "complicados", sobre todo, porque en algunos María considera que le faltaba base de matemáticas. "Pero creo que los saqué".

Le gustaría estudiar un doble grado de Física y Matemáticas. El campo que más le gusta es la Física teórica, en especial, la de partículas y cosmología. Le encantaría acabar trabajando en algún centro de investigación, como el CERN, el laboratorio de la Organización Europea para la Investigación Nuclear