La Universidad busca jardineros para conservar un patrimonio verde que equivaldría a un centenar de campos de fútbol. Mientras otras instituciones pueden presumir de sedes seculares o ubicadas en el corazón de las ciudades, la UVigo, siempre respetuosa con su entorno, ha integrado edificios a la vanguardia de la arquitectura contemporánea para acoger las actividades de docencia y la tecnología más avanzada en un campus donde las zonas verdes alcanzan las 102,4 hectáreas, casi cinco veces la extensión del parque de Castrelos.

Así que el contrato para adjudicar el servicio de mantenimiento de As Lagoas-Marcosende no es una cuestión menor. El campus incluye zonas ajardinadas, forestales, instalaciones deportivas e incluso áreas de reserva que exigen todas ellas un escrupuloso cumplimiento de la legislación ambiental, además de la supervisión de la Oficina de Medio Ambiente (OMA) de la propia Universidad.

El concurso público que acaba de anunciar la institución para renovar el servicio durante los próximos dos años en los tres campus fija una oferta máxima de 1.059.124 euros. Y también la obligación de que la gestión esté regida por el empleo de criterios ecológicos basados en el conocimiento científico, el uso sostenible de los recursos y la búsqueda del mínimo grado de degradación e impacto ambiental.

Las 102,4 hectáreas verdes del campus vigués no incluyen las aceras, senderos, circuitos de carrera y aparcamientos que la adjudicataria también debe conservar y mantener libres de vegetación.

Las superficies ajardinadas suman 19,3 hectáreas y las naturalizadas, por las que transcurren 7,6 kilómetros de calles y sendas, alcanzan las 33 hectáreas. Y las instalaciones deportivas, que incluyen el campo de hierba natural de rugby, zonas de césped y areneros de pistas de salto y petanca, suponen una extensión de 1,2 hectáreas verdes, 1,3 kilómetros de pista y caminos, y 800 m2 de gradas.

Pero la joya del patrimonio natural de As Lagoas-Marcosende son sus zonas forestales, donde se encuentran arboledas autóctonas y superficies de matorral atlántico, lagunas naturales y otros sistemas fluviales y que alcanzan en total las 41,6 hectáreas -alrededor de 40 campos de fútbol-.

Además hay que sumarles los 6 kilómetros de carretera, 4 de carril bici y 3,3 de caminos públicos que permiten disfrutar de esta riqueza y cuya limpieza corresponde a la Universidad.

Y este campus naturalizado e integrado que no dudan en visitar los caballos salvajes de los montes vecinos presume además de zonas arqueológicas: 4 mámoas prehistóricas y el yacimiento de Monte Cabanas, datado entre la Edad del Cobre y la del Bronce.

La Universidad ha establecido también varias zonas de reserva dedicadas de manera prioritaria a la conservación de la diversidad biológica y localizadas en la zona alta del campus, entre los montes de Beade y la residencia universitaria, y en el interior del pinar limítrofe con el Mercantil. Estas áreas ocupan 7,3 hectáreas de zona verde e integran 1,8 kilómetros de sendas y recorridos ambientales que la adjudicataria debe mantener, además de controlar y erradicar especies exóticas.

Todos los hábitats de As Lagoas-Marcosende están catalogados por la OMA, que desde 2001 desarrolla un plan de regeneración para conservar y aumentar su biodiversidad intentando recrear de forma natural los ecosistemas gallegos. Y toda esta información está disponible para los usuarios y visitantes en su página web.

Zorros, comadrejas y tejones

Carballos, alcornoques y otras especies arbóreas autóctonas conviven con toxos, xestas y helechos formando ecosistemas habitados por numerosas especies de aves, mariposas o reptiles y visitados en sus migraciones por especies como la garza real. Los habitantes más frecuentes son el zorro, la comadreja, el tejón, el conejo y pequeños roedores, pero ocasionalmente también se adentran en el campus universitario corzos y jabalíes.

El patrimonio natural en los otros dos campus de la UVigo también es importante. Ourense cuenta con 4,5 hectáreas de zonas verdes, incluido un parque medioambiental y la pradera de A Lonia, además otras 1,5 hectáreas de áreas naturalizadas.

Los parques y jardines de Pontevedra ocupan una superficie de 1,5 hectáreas y sus zonas naturalizadas incluyen 285 metros de una senda peatonal, además de una hectárea verde.