Un "infierno". Así, con esta palabra, resumía ayer una mujer en el juzgado la situación vivida en el bar que regentaba en la carretera provincial de Vigo. Y todo, concretó, a causa de un cliente al que decidió dejar de servirle bebidas alcohólicas ya que ya entraba en el local "borracho". La reacción de él fue, relató, proferir amenazas de muerte e insultos racistas. "Me llamaba 'puta negra' o 'negra de mierda'; que le quitaba el puesto de trabajo a un español; un día por teléfono me dijo que cualquier día que estuviese sola ya sabía lo que me esperaba; también decía que iba a apuñalarme a mí y a los clientes", declaró, contando que no le quedó más remedio que poner sucesivas denuncias, llamar a la Policía y pedir una orden de alejamiento. Finalmente, decidió traspasar la cafetería. "Venía continuamente, estaba todos los días ante el local; ya no podía más", zanjó.

El juicio se celebró ayer en el Juzgado de Instrucción 5 de Vigo. La abogada de la denunciante solicita que este hombre, A.S.R., sea condenado a 1.800 euros de multa y a un alejamiento de seis meses, por delitos leves de insultos y amenazas. La letrada hizo hincapié en la "gravedad de los hechos y en la reiteración de las denuncias", así como en que su representada se vio obligada a dejar el bar que regentaba.

El investigado, que interrumpió con diversas expresiones las declaraciones prestadas por la mujer y por dos clientes del bar que presenciaron algunos episodios denunciados -hasta el punto de que la jueza le llamó la atención para que se callase-, afirmaba en un primer momento no "reconocer" el juicio que se celebraba en su contra por no tener abogado -en estas vistas de delitos leves no es obligatorio tener letrado-. "No tengo dinero, soy una persona con discapacidad", repitió.

"Le dije que fuera a su país"

Pese a esas reticencias iniciales, declaró. Al ser preguntado por uno de los días en que causó problemas en el local, contó que tras beber "un par de copas" entró al bar a pedir otra "y no me la puso". "Le dije que se fuera a su país, que se fuera a su puta Nigeria negra", indicó. Sobre las presuntas amenazas de muerte, su respuesta en la sala de vistas fue la siguiente: "¿Que yo voy a amenazar a una mujer de muerte? ¿Para qué? ¿Para que me denuncie? Yo la mato directamente". Y agregó: "No soy un cuchillero, ni un sicario, ni voy matando a la gente. En todas las cafeterías me quieren, soy andaluz y gracioso. Es mentira que dijese de que iba a apuñalar a los clientes. ¿Como voy a hacer eso si son mis amigos?".

La versión del hombre es que en cuanto ella le prohibió entrar en el bar, dejó de hacerlo. "No volví a ir más y después recibí la orden del juez; una vez llamó a la Policía, pero yo estaba en la acera, y allí puedo estar", esgrimió. Ya en su derecho a la última palabra antes de que el juicio quedase visto para sentencia, insistió en negar los "insultos y amenazas". "Nunca toqué a una mujer, no soy racista, tuve novias marroquíes, nigerianas y rumanas. Me da igual que sea negra, lo que yo veo es el corazón", dijo el denunciado, que concluyó su testimonio con la siguiente frase: "Ella no está descuartizada". Al parecer, en el bar contaba que su padre fue "teniente de la legión". La sentencia de este caso se notificará el 2 de mayo.