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José Ramón Iglesias Veiga: "No se valora en su justa medida a Gómez Román y su importancia en Vigo"

El autor presenta el miércoles en la sede del COAG un libro sobre arquitectura regionalista en Galicia

El historiador José Ramón Iglesias Veiga. // FdV

Durante las décadas de 1960 y 1970, en plena fiebre del desarrollismo, la piqueta redujo a polvo y escombros algunas de las joyas arquitectónicas de Vigo. Buena parte de ese acervo perdido eran edificios de estilo regionalista construidos para la antigua burguesía que propició el crecimiento de la ciudad. El historiador Xosé Ramón Iglesias Veiga, miembro del Instituto de Estudios Vigueses (IEV), presenta el miércoles en la sede del COAG una monografía en la que pone en valor los principales valedores de esta corriente arquitectónica en Galicia y sus obras. El libro, titulado Arquitectura rexionalista galega. Antonio Palacios, Gómez Román e outros arquitectos, está publicado por la editorial Engaiolarte.

-¿Qué busca con el libro?

-Es el resumen de la tesis doctoral que leí hace más de diez años en Madrid; recibió la calificación de sobresaliente cum laude por unanimidad y fue premio extraordinario de doctorado. La tesis es muy extensa y le hemos quitado carácter académico hasta dejar un libro divulgativo, aunque conservando su espíritu científico. La publicación tiene dos partes muy diferenciadas. La que más me interesa a mí son las relaciones culturales y sociales que tienen los arquitectos que promovieron el regionalismo. Otra parte importante busca romper un poco el mito de que esa arquitectura regionalista es una expresión maldita y pastichera. El libro trata de cómo ese regionalismo no fue un fenómeno gallego, sino internacional, del que hay variantes en la arquitectura de finales del XIX y principios del XX.

-¿Tenemos un patrimonio regionalista destacable en el área?

-En Vigo la burguesía fue un sostén tremendo de la arquitectura regionalista, en especial la de carácter doméstico. Todos los grandes conserveros industriales, algunos consignatarios? una vez pasados los fulgores del modernismo demandaron una arquitectura regionalista. El problema es que parte de esa arquitectura se la comió la expansión urbana, pero en Vigo aún hay zonas que conservan su impronta, como la periferia del Castro o toda la Gran Vía desde Praza de España a Urzáiz, el chalet de Alfageme en Bouzas? Entre 1920 y la Guerra Civil, el regionalismo tuvo una importancia muy marcada en la arquitectura viguesa que continuó durante la posguerra. Como el Régimen rechazó el racionalismo los estilos anteriores se mantuvieron. Para este eso fue muy malo porque la historiografía posterior lo identificó como una manifestación de la posguerra, cuando nació en 1920 y está tremendamente enraizado en la cultura gallega.

-¿Cómo está el proceso de puesta en valor de este patrimonio?

-Desgraciadamente en Galicia un estudio como este sale a la luz con muchísimo retraso -una o dos décadas- en relación a otros que se han hecho en País Vasco, Cantabria o Andalucía. En los estudios que hay a nivel general sobre regionalismo, Galicia no aparece como foco destacado precisamente por la carencia de estudios. Esa falta de investigación llevó a que esta arquitectura desapareciera casi del entorno urbano de Vigo. Para comprender cuál es el nivel de recuperación o importancia que se le dio en un lado y otro llega con dar un paseo por la zona periférica de Bilbao y ver cómo allí la burguesía vasca que demandaba en las mismas fechas una arquitectura similar conserva los ejemplos de ese estilo mientras aquí desapareció.

-¿A día de hoy las construcciones regionalistas que se conservan disponen de un grado de protección que garantice su futuro?

-Algunas sí, pero yo creo que no todas. Sobre todo la arquitectura doméstica, de los chalés y las residencias, no está catalogada como se merece. Y esa falta de estudios, descatalogación y falta de consideración es la que llevó a la desaparición de edificios. Hay fotografías de enormes chalés en Gran Vía que no desmerecen para nada a los que tenía la burguesía vasca. Hay obras de Gómez Román en la ciudad, muchas de ellas situadas en esquinas de calles principales, poco conocidas por parte de la sociedad viguesa. En su día le transmitieron una imagen de arquitectura mala, cuando la realidad es que esa arquitectura conformó espacios urbanos de Vigo importantísimos.

-En el libro aborda también la figura de grande exponentes, como Antonio Palacios o Gómez Román. ¿Se les valora a ellos?

-Del grupo de arquitectos que hablamos, yo creo que Palacios es de los más reconocidos. Quien me da pena, porque no se valora en su justa medida, es Manuel Gómez Román. Palacios ha recibido numerosísimos estudios, tanto en Galicia como en Madrid, y la exposición que le hizo el Círculo de Bellas Artes en 2000 lo puso en un nivel historiográfico similar al de los arquitectos catalanes; pero Gómez Román, pese a la enorme presencia que tiene en Galicia y su significado, tanto en la arquitectura como en la cultura o política, es un hombre a quien no se le ha reconocido la importancia que tuvo en Vigo.

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