Ana Fernández Berrocal acudió a comer con su familia en un reciente festivo a un conocido restaurante de la ciudad. Cuando finalizaron y se dirigían al aparcamiento para subir al coche, se percataron de que había algo extraño en un remolque estacionado. Entre decenas de botellas, cristales, cartones y basura de todo tipo y sin casi espacio, había un perro que apenas se podía mover. Estaba encerrado y no lo pudieron liberar. "No sabemos si llevaba ahí mucho tiempo, lo que sí podemos asegurar es que fueron mínimo dos horas. No se le veía ni comida ni bebida", relata la joven.

Entró al restaurante a preguntar de quién era el cánido y un trabajador reconoció que era suyo. "Dijo que no le había dado tiempo a sacarlo del remolque tras haber ido de caza", recuerda Ana Fernández.

Fue entonces cuando llamaron a la Policía Local, que apareció a los treinta minutos. Hablaron con el dueño y liberaron al animal. No pusieron ninguna denuncia. Consideraron que el perro estaba en perfecto estado y que su propietario tenía toda la documentación en regla. Alegaban además que solo estaba encerrado en el remolque las horas en las que estaba trabajando.

"Cuando lo liberaron, echó a correr con el rabo entre las patas y su dueño lo metió inmediatamente en su casa", relata Ana Fernández.

"No sabemos si es una costumbre de este hombre tener así a su mascota o si fue algo puntual, pero de todas formas es intolerable. Quiero que quede claro que esto no es una lucha contra un restaurante en concreto, sino que se trata de dar voz a los que no la tienen, como es el caso de los animales", añade.

La imagen se hizo viral en páginas de Facebook sobre perros. Fue tal la repercusión y la indignación de los que vieron al can encerrado en un remolque lleno de residuos de todo tipo que varias personas que viven por la zona donde se ubica el restaurante acudieron los días siguientes a hacer batidas para comprobar si se repetía la situación. Se acercaron repetidamente al lugar donde está el remolque pero comprobaron que el perro no estaba allí dentro. Desde entonces, informan que no hay ni rastro del animal. Ni por los alrededores ni en el citado transporte.

Se desconoce si la actuación del dueño de este can podría estar tipificado como delito en el Código Pena. Según expertos consultados, podría estar contemplada como abandono o malas condiciones, que recogen penas de multa de uno a seis meses para quienes abandonen a animales domésticos o los tengan en circunstancias que puedan hacer peligrar su vida o integridad. Otros abogados señalan que el encerrar a un perro en un remolque como este, con tal cantidad de basura y en una coyuntura deplorable, podría tipificarse como maltrato animal.

En este último caso las sanciones se agravan si se constata que se ha producido algún tipo de lesión en el cánido. Las penas planteadas ascienden a entre tres meses y un día hasta un año de prisión, así como inhabilitaciones para ejercer cualquier profesión que tenga relación con animales, e incluso para tenerlos por tiempo de uno hasta tres años. Se pueden agravar en función de las circunstancias. Por ejemplo, si los hechos se hubieran ejecutado en presencia de menores de edad, y en todo caso si se produce la muerte del animal de compañía, el Código Penal contempla penas de hasta un año y medio de prisión.