El violento descarrilamiento del tren en septiembre de 2016 causó importantes daños a la infraestructura ferroviaria. El informe que acaba de publicar la CIAF precisa que Adif apreció desperfectos en 180 traviesas, 220 metros de carril, armarios de señalización, postes, indicadores y parte de los cruces, lo que valora en 223.881 euros. Los mayores daños materiales los padeció sin embargo Renfe, que los valoró en 1,1 millones de euros. El siniestro afectó seriamente a la cabeza motora del tren, de la Serie 592 de Renfe, así como varios vagones del convoy.

Tras el siniestro se dispuso que los trenes entre Vigo y Oporto incorporen el ASFA digital, un mecanismo de seguridad más moderno; y aumentó también el número de acompañamientos a maquinistas de Comboios de Portugal en la línea.