No habrá vítores ni saetas al Cristo ni a la Virgen. Por la contra, un respetuoso silencio, símbolo de recogimiento y devoción religiosa, solo roto por el sonido de las cornetas o tambores acompañará a las procesiones de la Semana Santa viguesa. Tan solo resta una jornada para que la decena de pasos de las diferentes cofradías y hermandades desfilen por las calles del centro, Bouzas y Teis. Como viene siendo habitual en los últimos años, la magnanimidad de esta celebración religiosa hace que la lluvia también quiera ser participe obligando, al menos desde 2017, a suspender las procesiones quedando las imágenes relegadas en una iglesia o almacén para ser veneradas exclusivamente en privado.

Ayer las diferentes cofradías desempolvaban los ropajes, farolas y estandartes que presidirán estas procesiones, así como procedían a acicalar las tallas con tacto y mimo ya que muchas cuentan con más de cien años de antigüedad. Si bien el tiempo es un invitado tan inesperado como innecesario, la falta de cofrades no supuso en esta ocasión un problema. Serán más de 150 las personas que "apoyarán" sobre sus hombros la Semana Santa. "Este año no tuvimos ningún problema con los costaleros, la mayor dificultad está en el tiempo. Da la sensación de que hay lluvias y claros, y ante eso vamos a arriesgarnos", explicaba el coordinador de la Semana Santa en Vigo y miembro de la Hermandades de la Pasión, Ángel Dorrego. Y es que las figuras que guardan en la planta baja del albergue de Marqués de Valterra son de madera de fácil hinchazón. Los cuidados que en las hermandades les pueden dar se limita a limpiarlas para que brillen y a recubrir grietas con yeso o escayola y se pintan después. "Para el traslado de las mismas, la procesión y la vuelta al almacén necesitamos al menos 5 horas sin lluvia, y lo vemos complicado", lamentaba.

Precisamente ultimando los retoques previos al desfile se encontraban ayer los miembros de la Cofradía de Nuestro Padre del Silencio, cuyas imágenes reposan en el interior del colegio Jesús Niño de Praga, por lo que el recorrido por el centro de la ciudad se vuelve más sencillo. Su responsable, Antonio Vidal y el resto de colaboradores se afanaban ayer por dejar las tallas acicaladas para las procesiones de Jueves y Viernes Santo.

En los distritos de Bouzas y Teis la situación no distaba de lo anterior. José Manuel Rodríguez, miembro de la Cofradía de Bouzas explicaba que 20 días atrás iniciaron los preparativos de las jornadas con más "Pasión" del año. "Comenzamos ya a vestir las imágenes porque se nos echaba el tiempo encima", resumía Rodríguez. Para mañana están previstas las procesiones del Nazareno y Virgen de la Dolorosa, que estarán porteadas por entre 60 y 65 costaleros. "En principio son suficientes, pero hay que tener en cuenta que también hay que sacar los faroles que son otras cuatro personas o los estandartes", recordaba Rodríguez.

Pendientes también del cielo se encuentran los miembros de la Cofradía de Teis. Matilde Garrido, su responsable, cumple un año en el cargo y todavía no ha podido procesionar como tal. "El año pasado se suspendió por la lluvia, pero ahora haremos todo lo posible por realizarla. Por ejemplo, si hace mal tiempo el recorrido será menor, pero por lo menos sacar las imágenes", explicaba Garrido. En su caso, solo procesionarán en Jueves Santo con sus dos imágenes: el Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores. "Contamos con un número importante de costaleros, no hay escasez en ese aspecto, así que el único problema estará en el tiempo", aseveraba. Tanto es así que este año ha impuesto la medalla a cuatro nuevos cofrades que sumados a los de Bouzas -un señor de avanzada edad y un bebé de poco más de un mes- y el resto de Hermandades suman una decena de nuevos miembros.