Desde hace años los Gobiernos de Portugal y España inciden en su voluntad de modernizar la conexión ferroviaria entre Vigo y Oporto para que pueda cubrirse el trayecto en 90 minutos. Con ese objetivo ambas administraciones han activado ya diversas inversiones encaminadas a mejorar su infraestructura.

El tren que descarriló en septiembre de 2016 en Porrriño es una buena muestra del estado anticuado de la infraestructura. El convoy pertenece a la Serie 592 de Renfe, organismo que se lo arrienda a Comboios de Portugal. La maquinaria se fabricó en 1981, alcanza una velocidad máxima de 120 km/h y dispone de 228 plazas. En concreto, el convoy accidentado acumulaba 5,8 millones de kilómetros a sus espaldas. Un día antes del siniestro había pasado una intervención en Oporto. En mayo se había revisado en profundidad en Valladolid.