Agilizan la circulación, ocupan mucho menos espacio que un turismo y, lo que es más importante, sus índices de contaminación son muy inferiores. Las ventajas de las motos frente a los coches para circular por la ciudad saltan a la vista. Y los vigueses han tomado buena nota. En la última década el parque de vehículos de dos ruedas ha crecido en más de 10.000 unidades hasta situarse actualmente a las puertas de las 38.000. La seguridad, probablemente, es donde más flaquean frente a los coches. Ante un golpe, el motorista es parte de la carrocería. Pero lejos de lo que pudiera parecer, los siniestros en Vigo se han desplomado casi en la misma proporción en la que ha crecido el parque. En diez años bajaron un 23% y, por primera vez en la historia desde que hay estadísticas, la Policía Local cerró un ejercicio con menos de 600 golpes (596 en 2018).
A esta tendencia positiva en el índice de accidentalidad se le suma que la gran mayoría de las víctimas en los accidentes de moto no sufren daños críticos. Si bien es cierto que el año pasado hubo que lamentar 2 fallecidos y 18 heridos graves, otros 397 tuvieron solo daños leves. En otras ocasiones solo es el vehículo el que sufre algún desperfecto.
Detrás de esta caída en la siniestralidad de las motos hay varios factores. Por un lado, la mayor concienciación de los conductores. Y es que los accidentes de turismos también han venido cayendo en Vigo en los últimos años. Pero además, el Concello se ha esforzado por potenciar el uso de la motocicleta implementando multitud de medidas para reforzar su seguridad. A tenor de los datos -tanto del aumento del parque como de la reducción de siniestros- su objetivo se está cumpliendo.
Entre las medidas más aplaudidas por los motoristas está la de eliminar hasta un 75% de pintura en los pasos de peatones. Las líneas sobre el asfalto, pero particularmente los "cebreados", suponen uno de los factores de riesgo más importantes, particularmente cuando están mojados. Una frenada o un movimiento extraño sobre una franja de un paso de cebra puede llevar al suelo al piloto con bastante facilidad. Pero desde hace varios años, el Concello no solo modificó buena parte de los existentes, sino que todos los nuevos que está habilitando ya son sin apenas pintura.
En paralelo a esta medida se crearon zonas adelantadas en semáforos y carriles específicos para que los motoristas pudieran circular con mayor comodidad y menor riesgo de accidente. La Concejalía de Fomento también actuó sobre los guardarraíles colocando una segunda bionda inferior para disminuir el riesgo de muerte ante una caída.
El boom de las motos es de tal magnitud que Vigo no solo es la ciudad del Noroeste español con mayor número de unidades matriculadas, sino que se encuentra como una de las urbes de España con más motocicletas por habitante. En el Norte de la Península Ibérica, por ejemplo, solo le supera Barcelona, con un ratio de 15,3 vehículos de dos ruedas por cada 100 habitantes. En la ciudad olívica hay casi 10.
