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El desafío de la autosuficiencia energética en Cíes pasa por combinar solar con mareomotriz

El análisis del consumo de negocios y servicios de la isla concluye que cubriéndolos con paneles fotovoltaicos se llegaría al 70% de la demanda ► El otro 30% se generaría con mareas u olas

Olas desde el Lago dos Nenos. / FdV

"Ni es una ocurrencia: tiene visos de hacerse realidad". El análisis durante año y medio del consumo de las viviendas, negocios e instalaciones públicas revelan que la viabilidad de la autosuficiencia energética en Cíes pasan por la combinación de dos fuentes renovables. El desafío del proyecto "Tutatis: nZE Cíes" de la Autoridad Portuaria no es original, como sugiere la afirmación de su principal asesor, el experto Pedro Pérez, CEO de la ingeniería gallega especializada en este sector, Instra. Archipiélagos de todo el mundo bastante más alejados del continente que el vigués y hasta los canarios de El Hierro o La Graciosa persiguen el reto de abastecerse con energías limpias para aspirar así hacia las cero emisiones. Al mismo objetivo se dirige la iniciativa nacida del Blue Growth (Crecimiento Azul) del Puerto que ahora pasa a la segunda fase, la implantación de la tecnología, pero los esperanzadores datos recopilados sobre la demanda también son categóricos. Revelan que solo con la energía solar será imposible cubrir las necesidades de suministro, y tras descartar complementarla con la microeólica por su impacto, se apuesta por la mareomotriz (mareas) o undimotriz (olas).

Esta valiosa información procede de los dispositivos de control que la Consellería de Medio Ambiente colocó en los restaurantes Rodas y Serafín, el camping, la bocatería Begoña, y en las instalaciones del Parque Nacional. La monitorización de estas unidades de medida registró el consumo individual y diario desde finales del verano de 2017 hasta principios del presente año. Las gráficas ratificaron lo previsto, que el consumo se dispara en julio y agosto frente al resto de los meses, cuando es irrelevante. Con respecto a lo sospechado al inicio de las mediciones, ahora que saben la cantidad exacta de kilovatios consumidos, los implicados en el Tutatis tienen la certeza de que la extensión de paneles solares por las cubiertas de todas las edificaciones sería insuficiente al alcanzar máximo el 70% de la demanda.

"Ya sabemos lo que se necesita"

"Gracias a estos datos de consumo podemos ajustar la tecnología a las necesidades reales", explica el jefe del departamento de Sostenibilidad de la Autoridad Portuaria mientras repasa la estadística que arroja ese 30% de energía limpia que faltaría para generar. Carlos Botana ya cerró el presupuesto para la primera fase del Tutatis, cerca de dos millones que ahora gestionará con la Consellería de Industria, responsable de canalizar la inyección de los fondos europeos Feder. "La originalidad del Tutatis reside en las tecnologías que se proponen en la parte mar, en la total integración con el entorno y en cubrir una alta demanda solo en época estival", apunta.

Cumpliendo la directriz de circunscribir los módulos fotovoltaicos a los tejados -en un inmueble del Parque Nacional ya funciona una planta solar del entorno de 20 kilovatios-, los ingenieros de Instra estiman entre 150 y 200 kilovatios de posibilidades con la energía solar. Este número permitiría cubrir una parte de la demanda si se conjuga con otras tecnologías, y sin desmerecer la aportada por las plantas de biomasa, el protagonismo de esa segunda fuente complementaria recaerá en el mar. Pendiente de definir la modalidad y pese a que su desarrollo se haría en otra fase del proyecto portuario, ya hay dos alternativas que gustan: por medio de artefactos como la boya Made in Vigo fondeada en Punta Langosteira (undimotriz), o con el aprovechamiento de las mareas que transitan por el dique del Lago dos Nenos (mareomotriz).

Sin embargo, el proyecto Tutatis antes que decidir sobre la otra fuente de este mix energético inciden en el "crucial" papel que juega el sistema de almacenamiento. Dado el carácter fluctuante de los recursos energéticos que se valoran aprovechar -en el caso del solar, nunca hay garantía de días soleados, y menos de una estabilidad anticiclónica- y la exagerada concentración de consumo en verano, la generación que pueda conseguirse con renovables acabaría desperdiciándose sin un planteamiento claro de dónde y cómo conservarla. "Sin esto será imposible hacer una red de suministro fiable y estable", sostiene Pedro Pérez, sin olvidar el riesgo que conllevaría carecer de energía en situaciones de emergencia en Cíes.

De hecho la tecnología de almacenamiento absorbe una parte importante del coste. Para este cometido se plantean varias tecnologías. Aparte de las estandarizadas plantas de baterías, el cambio del modelo de movilidad actual, diésel, por uno eléctrico con conexión bidireccional a la red. De este modo, los coches eléctricos no solo consumirían energía sino que además la generarían y almacenarían. Tampoco se descarta un almacenamiento en forma de potabilización de agua.

Incluso con este entramado fotovoltaico y de almacenamiento por supuesto funcionando con Gas Natural Licuado (GNL) la generación renovable quedaría coja sin lo que tanto Botana como Pérez tildan de "fundamental": una Smart Grid, o red inteligente. De no existir una red física que interconecte la generación y la demanda todo lo instalado se quedaría en un conjunto de aparatos dispersos en el territorio funcionando de forma descoordinada con el riesgo de acabar en desuso.

Este planteamiento presenta una pega que ya en la presentación en sociedad del Tutatis en el edificio de Sesiones del Puerto celebrada en 2017, el máximo responsable de Instra insistió en asumir: "Ser capaces de diseñar una red eléctrica que interconecte estos consumidores es crítico para el proyecto, lo que pasa necesariamente por el cableado. Necesitaremos invertir en cables".

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