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Mark Fenwick: "Un estadio debe ser útil para su ciudad, no molestar cada 15 días"

"Nuestro proyecto desmontable para el Mundial de Catar es una revolución, el edificio desaparece y en el solar se hace un parque urbano"

El arquitecto Mark Fenwick, ayer, en Vigo. // Jose Lores

La séptima edición de SICO, el Salón del Interiorismo y la Construcción, arranca hoy en el Ifevi con un Congreso de Arquitectura al que asiste, entre otros invitados, Mark Fenwick. Junto a Javier Iribarren, lidera un estudio que se ha convertido en referencia internacional para el diseño de estadios de fútbol. Actualmente tienen en construcción tres complejos para el Mundial de Catar.

-Los estadios son las catedrales de la arquitectura moderna. En el pasado, los templos eran diseñados para honrar y mostrar la grandeza divina frente a la insignificancia del hombre. ¿Qué quieren mostrar los arquitectos hoy con sus proyectos futbolísticos?

-Ambos son lugares de culto y a los futbolistas se les da el estado a veces de semidioses. Pero tienen más similitudes porque, a igual que las grandes catedrales del siglo XII, los estadios son hoy edificios tremendamente complicados tecnológicamente. Estamos llevando el diseño al límite tecnológico, que es lo que pasaba entonces. Y, como las catedrales, son edificios muy grandes que constituyen iconos de la ciudad. Son referencias visibles con una escala superior a la humana y tienen una dimensión hasta simbólica.

-También tienen otros requerimientos que no se contemplaban en las catedrales como la seguridad o los medios de comunicación.

-Los estadios no han progresado mucho como contenedor desde el Coliseo de Roma: una grada y un campo. Pero, al mismo tiempo, tenemos muchas capas de dificultad. Hoy en día la seguridad es una de las más importantes. Hemos visto los efectos nocivos de la violencia y los hooligans en Inglaterra. Un estadio tiene que ser seguro, con un fácil funcionamiento y evacuación. Pero también un edificio que ya no es para solo dos días a la semana o al mes, sino que funciona 365 días al año y es útil para la comunidad. Y a la vez es un lugar en el que tienes que crear una experiencia única, algo que te haga apetecible ir al estadio en lugar de ver el partido en tu salón.

-Una de sus premisas es que el público esté próximo al campo.

-Nuestro primer estadio fue el de Cornellá para el Espanyol e hicimos un intento de volver a acercar la gente al campo, y cuidamos la acústica para que la vibración del público llegue hacia el jugador y lo motive. Quisimos recuperar esa tradición de los antiguos campos ingleses.

-La reforma del estadio de Balaídos también ha acercado el público, que llegó a estar aislado por una pista de atletismo, ¿conoce el proyecto del nuevo estadio?

-No lo conozco, lo veré. Una pista de atletismo es una enfermedad para un estadio. Nunca se debe poner algo que aleje a la gente del campo.

-Mencionaba que los estadios están al límite de la tecnología, ustedes han diseñado para el Mundial de Catar el primer estadio portátil y reutilizable del mundo, inspirado en una pieza de Lego y construido con contenedores de barco.

-Es una revolución. Y es muy interesante que el país más rico del mundo per cápita acceda a nuestra idea de hacer un estadio más humilde. Hoy en día son cada vez más espectaculares, pero nosotros quisimos volver a algo muy básico. Los vestuarios, los aseos, las tiendas, las escaleras y los palcos están hechos con contenedores, que son los Lego del mar y en Vigo los conocéis muy bien. Y la estructura se desmonta y se empaqueta en otros contenedores para poder llevar el estadio por barco a otro país y montarlo en el siguiente mundial. El edificio desaparece y en el solar se hace un parque urbano. Es llevar la sostenibilidad a su último extremo. No se ha hecho nunca. En Brasil o Sudáfrica hemos visto estadios carísimos en desuso con pueblos muy pobres al lado. Es muy triste.

-Tiene relación con esa arquitectura estrella que se impuso antes de la crisis y que dio como resultado edificios también en desuso.

-No es bueno ni para el fútbol, ni para la arquitectura ni para el país. Por eso nos sorprendió mucho esta decisión de los cataríes de aceptar nuestra propuesta de estadio desmontable. Es curioso que la presentación de nuestro estadio tuvo casi 700.000 visitas en un día en youtube. La expectación ha sido interesante.

-Con esta misma filosofía, también reducirán el aforo de sus otros dos estadios cataríes.

-Bajarán de 40.000 a 20.000 espectadores eliminando una grada. Uno de ellos es un encargo de Qatar Foundation y se integrará en su campus universitario. Y en el otro jugarán después dos equipos y además está enfocado al barrio que lo rodea, creando espacios para gente mayor, jóvenes y guarderías. Nuestra idea es que el estadio sea algo útil para la ciudad, no solo una pieza que cada 15 días es una molestia.

-Otro reto habrá sido conciliar sostenibilidad y refrigeración. Será el primer Mundial que se celebre en invierno por las elevadas temperaturas.

-Nosotros hemos inventado el sistema de enfriamiento, que hace que el estadio esté a 26 ºC mientras fuera hay 48ºC. Pero toda la energía para enfriarlo se produce con paneles solares. Es 100% limpia. Ha habido mucha crítica sobre este tema, pero lo curioso es que el aire frío pesa más que el aire caliente, se va acumulando como si fuese una piscina y solo necesitamos 3 metros para los jugadores. En cambio, en España las gradas se calientan y esta energía se pierde. Posiblemente es más sostenible enfriar un estadio que calentarlo como se hace en Europa o EE UU.

-Trabajar en un país como Catar también conlleva hacer proyectos como un complejo deportivo exclusivo para mujeres

-En Qatar Foundation las jefas de arquitectura, interiores y proyectos son mujeres. Pero es verdad que hay esa separación y nos encargaron un edificio deportivo para mujeres que se replicará en distintos barrios de la ciudad.

-¿Cuentan actualmente con más estadios en otros países?

-Tenemos dos proyectos un poco secretos en países europeos de 65.000 y 50.000 espectadores. Uno es nacional y otro es de un equipo de fútbol. Serán bastante contenidos. No hace falta tener tanto dinero como en Catar para hacer cosas espectaculares.

-¿Sigue siendo una referencia para sus proyectos Cornellá?

-Es como el primer hijo. Y además tuvo un éxito muy grande porque en 2010 fue elegido el mejor del mundo por un jurado británico-americano. La anécdota es que ni fuimos a la cena de gala porque no nos lo esperábamos. El presupuesto de los otros candidatos era de 500 o 600 millones de euros y el nuestro de 60. Fue un orgullo muy importante y sigue siendo un estadio de referencia para la UEFA en Europa. El dinero no es lo principal y, a veces, cuanto menos hay más debes afinar el lápiz y pensar. Me importa más que el estadio funcione como un elemento catalizador social en su comunidad, ciudad y país.

-Uno de sus proyectos más curiosos, también en Catar, es un camellódromo.

-Es un encargo de un príncipe de Catar para desarrollar la tecnología del siglo XXI y XXII en un deporte medieval. Inventamos una grada móvil para 400 personas que acompaña a los camellos en su recorrido. Es espectacular. Ahora mismo todos los recursos están en el fútbol, pero se va a hacer.

-Me han comentado que es un gran aficionado a la navegación y que le gustaría diseñar un barco

-(Risas) Me encantaría. Hoy [por ayer] he visitado los grandes astilleros de Vigo, que son espectaculares, y los grandes proyectos que se están haciendo y la verdad es que me apetecería mucho. Un barco es un reto que un arquitecto puede afrontar muy bien.

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