El real decreto-ley de medidas urgentes para garantizar la igualdad de trato entre mujeres y hombres en el empleo, que incluye la ampliación del permiso de paternidad de cinco a ocho semanas, tardó en entrar en vigor más de lo inicialmente previsto. Se anunció para el miércoles 6 de marzo, pero se demoró en dos ocasiones hasta el 1 de abril, según las explicaciones del Gobierno, para conceder mayor tiempo de adaptación a las empresas. Estos 26 días de retraso dejaron fuera de esta medida a los padres de los 228 bebés nacidos en este plazo en el Hospital Álvaro Cunqueiro.

Una de las familias que se quedaron a las puertas fue la de David Castro y Victoria Torres. Esperaban a su hija Nieves dentro de dos semanas. Entraron en el Cunqueiro a las 23 horas del sábado y nació a las 15.20 horas del día siguiente. "No estábamos pendientes de lo del permiso, no vas a retrasar nada por eso, pero sí que lo comentamos", confiesa. Contaban con él, lamenta el padre. "Esas tres semanas supondría que podría estar más tiempo, sobre todo en el sector de la construcción, en el que "se trabaja muchas horas". No vendrían nada mal con una madre autónoma que, "no generará" hasta que no vuelva a trabajar. Pero se conforma: "Con cinco semanas está bien".

Son mejores que los quince días que disponían los padres antes de 2017, cuando se amplió la baja a un mes. Fue en verano de 2018 cuando se subió a cinco semanas. Eso es con lo que también se consuela Rubén Córdoba que, con el primer hijo, solo tuvo dos semanas. "No daba para nada, cuando te dabas cuenta, ya había acabado", explica su mujer, Patricia Domínguez y añade: "Ahora, al tener que cuidar también del otro niño, nos vendrá muy bien". Con la segunda, Vega, se ha quedado a las puertas de los dos meses de permiso.

Salía de cuentas ya el domingo 24 y la esperanza de contar con las ocho semanas de baja se abrió al ver los médicos la situación "muy verde" y fijarles la inducción al parto para ayer, a las 8 de la mañana. Pero Vega no quiso esperar tanto. Entraron en el Cunqueiro a las 19 horas del domingo y antes de las 20 horas ya estaba en sus brazos. "Una maravilla" de parto, pero que frustró sus expectativas de estar tres semanas más de permiso retribuido.

"Da bastante rabia quedarse a las puertas por cuatro horas y dos minutos", lamenta Rubén y añade: "Justo ahora que entraba en paro". Él trabaja en el sector de la automoción y se le acaba de terminar el contrato, pero la baja le interrumpe la prestación por desempleo de la Seguridad Social y pasa a retribuirle la Xunta durante ese plazo.

"Debería ser algo retroactivo, sobre todo, cuando llevaban tanto tiempo anunciándolo", defiende Rubén. Pero esta decepción no empañaba ni un poquito la alegría que sentían ayer.

Patricia, también del sector de la automoción, está desempleada. Considera que el camino a la equiparación de la baja de maternidad y paternidad ayudará a las mujeres en el acceso al mercado laboral. "Cuando se enteraron de que estaba embarazada me dijeron que mejor esperábamos a que volviera de la baja para volver a entrar", relata. Para avanzar en esta equiparación el permiso de paternidad, retribuido al 100%, es intransferible, por lo que si el padre no lo disfruta, no lo podrá ceder a la madre.

Aunque el real decreto entró en vigor ayer, su continuidad dependerá de que sea convalidado por la Diputación Permanente del Congreso -el órgano que funciona tras la disolución de la Cámara Baja-. Está prevista su reunión mañana y es previsible que se aborde esta cuestión. El Ministerio de Igualdad no contempla que la vaya a tumbar.