Grelo, Bree, Rufi, Richi o Vinci son alguno de los perros que tras meses en el refugio lograron encontrar este último año una buena familia que cuidase de ellos y se convirtiese en el centro de sus mimos. En común tienen el apellido: afortunado. Y es que el número de animales que viven en el refugio municipal de animales de A Madroa no para de incrementarse. Y es que durante el 2018, el servicio municipal recogió a más de un millar de animales -809 perros y 197 gatos- bien vagabundos, bien abandonados por sus dueños. La verdadera cifra alarmante se encuentra en el número de adopciones: 131, lo que implica que por cada acogimiento llegan a la protectora diez animales nuevos; dos de media cada jornada.

A estos datos también hay que sumarle el número de perros extraviados, en total 418. Se trata de mascotas que se han escaso de sus domicilios, se han perdido y son recuperados por los voluntarios o trabajadores del refugio. Al contar con chip identificador es sencillo dar con sus dueños y según nos precisan desde la dirección del centro de A Madroa, en la gran mayoría de los casos regresan a sus hogares.

Una de las circunstancias que rodean a estas tristes estadísticas es la creciente cosificación de los animales. Un ejemplo lo tenemos en el número de animales que la perrera recogió en el pasado mes de agosto, 90 canes, frente a los rescatados por ejemplo en octubre (66) o noviembre (57). Actualmente, el Concello aprobó un proyecto para mejorar y acondicionar el refugio, que pasará por una serie de cambios para adaptarse a las nuevas necesidades de sus habitantes y de la normativa: suelos pavimentados en detrimento de tierra, una zona especial para las razas peligrosas -que pasarán a contar con un patio exterior propio- así como una ampliación de las casetas para acoger a la ingente cantidad de animales que aglutina actualmente.

Voluntariado

Para amenizar y hacer, más llevadero el día a día de estos canes, el Concello junto al refugio organizaron salidas con los perros para que no estén encerrados y sobre cemento de forma constante. Este voluntariado arrancó el pasado mes de junio, y se realizaba un día a la semana, pero la gran demanda de personas que se acercaron para ayudar en estos paseos motivó que se hayan incrementado las jornadas y los horarios, explicó el presidente del refugio, Vicente Viso.

Además, estos cuidados que tanto estiman los animales también aumentarán con un proyecto que se quiere llevar a cabo desde la protectora: un voluntariado de acicalamiento y peluquería para mantener limpios y arreglados a los animales por razones higiénico-sanitarias localizando así posible enfermedades en animales y evitando que se extienda al resto de inquilinos de la perrera.