Zona Franca está decidida a replicar en el corazón de la ciudad su contrastado modelo de apoyo al emprendimiento y los negocios, ahora repartido entre los edificios que tiene en A Granxa (Porriño) y Porto do Molle (Nigrán). Con este objetivo, el comité ejecutivo del Consorcio, que se reúne esta tarde en Bouzas, dará vía libre a los expedientes para la compra de dos inmuebles en el casco urbano que tendrán usos diferentes: uno se convertirá en un centro de negocios y emprendimiento, con zona destinada al arrendamiento de oficinas y en el que podría colaborar la Universidad de Vigo; y el segundo acogerá un proyecto especializado en los sectores de la alimentación, la gastronomía y la enología, según avanzaron ayer fuentes del departamento que pilota David Regades.
Las compras se realizarán a través de concurso público y se barajarán varias alternativas. El primer inmueble es el más ambicioso desde el punto de vista del espacio disponible en el centro de la ciudad. El expediente recoge claramente que serán necesarios uno o varios edificios con una superficie construida no inferior a 10.000 metros cuadrados que tendrán que estar situados en el casco urbano y libres de toda carga. El precio máximo a pagar será el que se resulte de la tasación que efectúe la firma tasadora designada por el Consorcio, una vez seleccionada la mejor oferta.
Estos inmuebles se transformarán en el primer centro de negocios que la Zona Franca de Vigo tendrá en la ciudad: los dos existentes se encuentran en polígonos del Consorcio en Porriño y Nigrán. Y ya se han explorado varias alternativas, una de ellas, el antiguo centro informático de Caixanova, como adelantó FARO, que por sus características satisface todas las demandas de la Zona Franca. Se trata de un complejo formado por cuatro inmuebles de tres y cuatro plantas que suman algo más de 14.000 m2 sobre una parcela de 8.500 m2 entre López Mora y Tomás Alonso, en los que la extinta Caixanova tenía su equipo de desarrollo de aplicaciones informáticas (edificio 1), la Universidad Corporativa Caixanova (2), oficinas en alquiler (3) y se realizaban tareas administrativas de la propia entidad financiera (4).
Zona Franca prevé que sea centro de negocios y de apoyo al emprendedor, con un claro retorno económico -como exigen los objetivos de la entidad-, pero también está abierta a alianzas con la Universidad de Vigo, que ya ha manifestado en los últimos meses de acercar todavía más su actividad al corazón de la ciudad. También se ha interesado por ejemplo en los actuales edificios de los juzgados, que quedarán vacíos cuando se produzca el traslado de la actividad judicial a la nueva Ciudad de la Justicia en el antiguo Xeral, y continúa adelante con los planes del edificio Faraday en la ETEA.
El segundo inmueble que pretende adquirir Zona Franca está en el Casco Vello, y servirá de sede para el futuro Centro Gastronómico de Vigo con que se pretende dar impulso a los negocios de la alimentación y la gastronomía, y también la enología. Por dimensiones, será necesario un edificio mucho más pequeño que el anterior, pero con una edificabilidad mínima de 1.500 m2. En este complejo confluirán, según el Consorcio, todos los agentes directamente vinculados a la cadena de valor alimentaria y con las actividades de apoyo o soporte con la sociedad, es decir, desde el campo y el mar hasta la hostelería. Zona Franca destaca que este sector representa en la actualidad el 7% del PIB y el 12% del empleo (sin incluir distribución, comercialización ni restauración), y que en el caso de Vigo se ha convertido en un motor económico.
