Frente a la multitud concentrada el año pasado en el mismo escenario, apenas una decena de universitarios se reunieron hoy a mediodía en Miralles para celebrar San Pepe, el patrón de los ingenieros industriales. Y a estas horas la plaza permanece completamente vacía ofreciendo una imagen insólita desde hace más de una década.

El trabajo desarrollado desde la delegación para organizar un programa de actividades en las instalaciones de la propia escuela que implicase a estudiantes y profesores y la política antibotellón del Rectorado empiezan a dar sus frutos para evitar las masificaciones sin ningún tipo de control en la plaza.

La Universidad ya advertía ayer a través de las redes que la zona permanecería cerrada a partir de las 8 de la mañana por labores de mantenimiento y limpieza del edificio y áreas adyacentes. Y ante esta situación, los jóvenes que llegan al campus se están desplazando a zonas de monte comunal.

Desde la delegación de estudiantes de Industriales defienden que su intención no es lograr la prohibición del botellón, sino "volver a atraer a los universitarios a una fiesta organizada en la propia escuela para todos y con medidas de seguridad". "No vamos en contra de lo que hace la gente, sino que tratamos de explicarles que el botellón de Miralles, que no lo organizamos los alumnos, carece de medidas de seguridad y de control. Y también queremos concienciarles de que se puede hacer de otra manera, recogiendo la basura después y siendo respetuoso", destacan Raquel González y Adrián Balado.

Lo cierto es que la I Revolución Industrial, como han bautizado los estudiantes a su fiesta, ha conseguido seguir la estela del San Teleco apostando por otro tipo de celebración, alejada de las masificaciones que dejaban Miralles lleno de basura y que años atrás se saldaban con comas etílicos, entre ellos, de algún menor ajeno a la Universidad.