La degradación que sufre el muelle de Trasatlánticos por el paso de los años y la erosión ejercida por las hélices de los colosos no permite demorar una actuación de refuerzo que el Puerto acaba de adjudicar a la empresa Marcor Xove S.L. Más que por la complejidad que entraña toda obra subacuática en este caso el principal inconveniente reside en ejecutarla en pleno arranque de la temporada alta de cruceros. Solo entre abril y mayo hay programadas 20 escalas.
Desde la Autoridad Portuaria indicaron ayer que las condiciones del pliego del concurso ya recogía el compromiso de que los trabajos se desarrollasen sin perjudicar la operatividad el muelle. Y a esto se aferró ayer la institución para asegurar que no afectará "a ninguno" de los veinte barcos de pasajeros que se esperan durante los dos próximos meses.
"O bien los buzos se trasladarán a la zona despejada o pararán pero ni perjudicará a los cruceros ni hará falta que atraquen en el muelle de Comercio", añadieron. No se pronuncian con tanta seguridad sobre otros buques que emplean esta terminal por reparaciones o en escalas técnicas que sí podrían derivarse a otros muelles si coincide su arribada con otros habituales aquí, caso de los oceanográficos, o para facilitar una actuación submarina que conviene abordar con bonanza climatológica.
Sobre el origen del débil estado del atraque, el citado pliego explica que "las características de este muelle así como su antigüedad no preveían los esfuerzos mencionados cuando fue construido y eso provoca deterioros en su paramento que deben ser revisados y reparados para evitar el avance del proceso de degradación que pueda repercutir en las condiciones de seguridad y operatividad del muelle y de la propia Terminal de Trasatlánticos".
Deterioros registrados, siguen los técnicos del Puerto, en "algunos bloques de mampostería en la cara expuesta del muelle que ya sea por la inferior calidad de la piedra empleada en su construcción o por errores en la ejecución de la obra original han desaparecido y dejan expuesto el núcleo ". Una exposición que entre "el trabajo continuo del oleaje y de la acción de las hélices de los trasatlánticos y barcos de apoyo hacen que el núcleo del muelle se degrade y pierda parte de los finos que le confieren estabilidad y durabilidad", concluye.
La firma lucense Marcor Xove cuenta con una amplia especialización en esta clase de trabajos. El último realizó fue la reconstrucción del faro de Picamillo derribado por los temporales a la entrada de la Ría de Pontevedra. Para ejecutar la cirugía en el emblemático atraque vigués -presupuestada en 86.273 euros- dispone de tres meses. Incluye la "limpieza, estabilización y refuerzo en el paramento del muelle sumergido" aunque básicamente consistirá en cruzar con barras de acero el esqueleto del malecón.
El Puerto extrajo la radiografía de la parte sumergida gracias a una revisión por parte de buzos efectuada hace un año en esta terminal y otros espigones. Pero este refuerzo solo es la primera de una serie de mejoras previstas dentro de un plan de modernización que se extenderá al exterior e interior del histórico edificio de la Estación Marítima.
