La industria de la automoción advierte de los riesgos que tendría un salto brusco hacia los coches eléctricos. Tras la asamblea de empresas de Ceaga, el director general de la factoría de PSA en Vigo, Ignacio Bueno, alertó ayer de las consecuencias que tendría para el sector y el empleo "una transición tan brutal como la que se está planteando". "El compromiso de PSA con la electrificación es claro y evidente. El 100% de nuestra gama tendrá versión eléctrica o híbrida enchufable en 2025 y el 50% ya para 2020; pero antes de prohibir el uso de motores clásicos es necesario crear las condiciones necesarias, con infraestructuras de recarga e incentivos estables. Vamos a cumplir el límite de emisiones gestionando de la forma más responsable posible los riesgos para la actividad y el empleo que estas decisiones van a traer", remarcó Bueno. En una línea similar, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, cuestionó también el acierto de que se "intente acelerar" el proceso de transformación del sector.

El responsable de la planta de Balaídos reconoció la "buena marcha" de la automoción y que los resultados constatan su "recuperación". "En 2018 lanzamos el K9 y la producción marcha a buen ritmo, incluso con volúmenes superiores a los inicialmente previstos", reflexionó Bueno antes de recordar el lanzamiento de un todo camino para finales de este año y la incorporación de una versión del K9 de la marca Toyota. En cualquier caso previno sobre los riesgos de darse por satisfecho. "No podemos ser autocomplacientes, aunque con los nuevos modelos industrializados de Vigo tengamos producción asegurada para los próximos años", recalcó. La clave -incidió Bueno- pasa por "mejorar la competitividad" rebajando los costes, manteniendo la flexibilidad laboral y reduciendo la factura de la energía eléctrica. "La proximidad al constructor de automóviles no es suficiente de cara a conseguir nuevas adjudicaciones, ya que el principal criterio que se utiliza es el coste total del producto entregado", previno.

Durante el acto de Ceaga, Núñez Feijóo lamentó las "incertidumbres" que se dan a nivel europeo sobre las normativas relacionadas con emisiones contaminantes. En el caso concreto de España, cuestionó que se "intente acelerar" el proceso de cambio, a diferencia de otros grandes polos industriales. "Las grandes fábricas en Europa, Francia y Alemania no lo están haciendo, con lo que lo pagaremos. No tiene ningún sentido pretender ser más listos que los alemanes desde el punto de vista del encarecimiento del precio de la energía y con mensajes sobre los motores diésel que nosotros no compartimos como gobierno", zanjó el responsable de la administración gallega.

"Acelerar la transición es algo que no compartimos en absoluto. Este tipo de improvisaciones no las compartimos", remarcó Feijóo, quien mostró su confianza en que el resultado de las elecciones europeas permita "hacer ver" a las instituciones comunitarias "que no tiene sentido apostar por una tecnología que no es europea".

Suelo industrial

Sobre los costes, Feijóo insistió en la necesidad de que los ayuntamientos rebajen sus impuestos para facilitar la implantación de las empresas. En especial en la franja más próxima a Portugal con el fin de evitar que su oferta de suelo más económica deslocalice negocios. "Hay que rebajar el suelo empresarial", incidió el presidente gallego, quien a modo de ejemplo recordó que entre 2015 y 2018 la Xunta vendió 1,5 millones de metros cuadrados de suelo e incentivó la venta en 60 millones. También avanzó que en abril se lanzarán los primeros 400.000 m2 de la Plisan. En el área más próxima a la frontera lusa lamentó que sólo hayan bajado tributos Redondela, Mos y Salceda.