Los exoesqueletos han llegado al sector de automoción para quedarse. La planta de Faurecia en O Caramuxo, al igual que la de PSA, ha introducido ya en su actividad diaria estos nuevos dispositivos de asistencia física en puestos que requieren manejar ciertos pesos o volúmenes de piezas y no cuentan con manipuladores mecánicos, según confirmaron fuentes de la multinacional de componentes. El centro dispone de dos tipos de exoesqueletos, para hombros y espalda, y las pruebas arrancaron hace algo más de un año en colaboración con el Centro Tecnológico de la Automoción de Galicia (CTAG).

Estos dispositivos de asistencia física permiten restringir posturas, desplazar cargas de zonas débiles a fuertes y reducir la presión muscular. En el caso de los que usan Faurecia y PSA, son exoesqueletos pasivos -no servoarmaduras como las que se utilizan en astilleros como los de Hyundai en Corea del Sur para levantar grandes piezas de metal, y que cuentan con una fuente de energía- que redistribuyen la tensión a otras zonas del cuerpo.

"El CTAG es nuestro partner para el desarrollo de los exoesqueletos, con el objetivo de que el fabricante los adapte a nuestras necesidades y requerimientos, porque no conoce nuestra industria ni los puestos", explican desde la división Clean Mobility de Faurecia (FCM). "También nos da soporte en la evaluación exhaustivamente global de los mismos, midiendo de manera objetiva y subjetiva el uso del dispositivo en un puesto", apuntan.