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El estudio de impacto condicionará el tamaño y forma de la ampliación de la terminal Ro-Ro

El BOE publica la licitación del proyecto para ganar hasta 65.000 m2 de superficie y 1.300 metros de atraque -"Son medidas máximas", dice el Puerto sobre una propuesta similar a otra de 2011

Fichas explicativas de la obra planificada en 2011 cuyo estudio de impacto de arrancó dos años antes.

Pistoletazo de salida a la futura ampliación de la terminal Ro-Ro de Bouzas con la publicación ayer en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de la asistencia técnica para la redacción del proyecto constructivo de la fase 1. La ganadora de este contrato presupuestado en 710.000 euros dispondrá de 18 meses para definir la obra y tramitar su estudio de impacto ambiental, un documento que condicionará tanto el tamaño final como el formato de una actuación valorada en 50 millones.

Pensada para adaptar la terminal Ro-Ro a los nuevos gigantes de más de 250 metros de eslora y a las abultadas previsiones de producción de PSA y otras marcas, la propuesta de partida elaborada por la Autoridad Portuaria, como adelantó FARO, ambiciona ganar hasta 65.000 m2 de superficie y 1.300 metros de atraque. Para lograrlo se plantea la ejecución de dos rellenos. El primero, de 50.000 m2, arranca del espigón actual hacia O Berbés sobresaliendo 70 metros fuera de la escollera creando así un muelle exterior de 600 metros y otro en el interior de la dársena de 700, ambos de 16 hasta 20 metros de calado. Y el segundo, de 15.000 m2, tapando la entrada al canal de las rampas 2 y 4, que desaparecen.

"Son medidas máximas", señalaron ayer desde el Puerto a propósito de la publicación en el BOE de una asistencia técnica con plazo de presentación de ofertas hasta el 17 de abril. Con esa precisión la institución abre la puerta a que se aborde de forma diferente a su planteamiento, reduzca su dimensión y hasta no descarta que surjan alternativas a estos dos rellenos. Sí hay una directriz inamovible: los nuevos muelles se construirán con el sistema constructivo estándar. Volver a usar pilotes ni se lo plantea por la debilidad que ofrecen a la hora de mover grandes piezas, un tráfico en constante crecimiento también los buques Ro-Ro.

El resto de posibilidades sobre la fisionomía de la ampliación quedan condicionadas a las recomendaciones de la adjudicataria y al estudio de impacto ambiental. La inclusión de este documento es responsable de ese año y medio largo de plazo estipulado en el concurso. Por su lenta tramitación, que conlleva varios periodos de exposición pública y de consultas con todas las administraciones directa o indirectamente implicadas en la obra, la actuación estará lista no antes de cuatro años.

Los servicios jurídicos del Puerto sostienen que para el ámbito marino dónde se proyecta "no es legalmente exigible" el estudio de impacto ambiental "al abordarse la ampliación en aguas portuarias consolidadas, interiores, catalogadas "Zona 1". Tampoco se necesita, aseguran, una Delimitación de Espacios y Usos Portuarios (DEUP), el antes llamado "Plan de Usos" , del que ahora carece la institución tras la anulación del último por sentencia del Supremo.

¿Si no está obligado por ley por qué entonces someterá la obra a evaluación ambiental sabiendo lo mucho que ralentiza los trabajos? La única respuesta coherente que ofrecen desde Praza da Estrela se enmarca en su propósito de convertir al Puerto de Vigo en "modélico" en el respeto al medio ambiente. Ya en su día el presidente Enrique López Veiga avanzó, aun lamentando la demora que provocan, que todas las grandes actuaciones contarían con el análisis de impacto, como así ocurrió con los dragados ya en marcha. Pero al mismo tiempo recalcaba que de ampliaciones como esta prevista en Bouzas "depende el futuro y que Vigo mantenga su ventaja competitiva en Ro-Ro". Oponerse es suicidarse", alertó.

Antecedente que tranquiliza

Por el contenido del pliego de la licitación no parece que en Praza da Estrela preocupen las conclusiones que podrían extraerse de ese análisis medioambiental. Confía en que supere la exigente tramitación basándose en un antecedente: el "Estudio de impacto ambiental de las nuevas Ro-Ro" realizado en 2009 por la Autoridad Portuaria entonces dirigida por Corina Porro justificando también la obra en la necesidad de mejorar las condiciones de exportación de la factoría de PSA.

Básicamente aquel proyecto consistía en la prolongación del extremo Norte de la terminal Ro-Ro en 725 metros de longitud y una anchura variable de hasta 90 y 25 metros generando dos nuevas rampas ro-ro de 40 metros de ancho y un aumento en longitud de la rampa 1 en 100 metros. Planificado en dos fases, además del incremento de las líneas de atraque (solo hacia el interior) se generaría una superficie de 30.000 m2 en la primera frente a los 8.000 m2 de la segunda, esta proyectada como una extensión a mayores del espigón, aunque más estrecha y sobre pilotes.

Grupos ecologistas, sobre todo, coparon el grueso de las alegaciones más críticas con estas nuevas rampas en el periodo de consultas públicas en mayo de 2009. Sin embargo, hasta los expertos del CSIC en el Instituto de Investigaciones Marinas acabaron sugiriendo que ya era tarde para frenar el supuesto daño ecológico. "En términos generales los efectos de la construcción propuesta probablemente serán relativamente pequeños, sobre todo en comparación al efecto de la construcción inicial de la terminal de Bouzas", concluía en el centro.

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