Si algo tienen en común la mayoría de los asaltos en recintos religiosos es su ubicación. Según precisan tanto fuentes de la Guardia Civil como Policía Nacional, estos ladrones se decantan por parroquias pequeñas y cuyas iglesias se encuentran en zonas apartadas y de poco tránsito. De esta manera consiguen pasar desapercibidos ya que no hay casas cerca que pudieran disuadir a los ladrones.