La joven que en octubre sobrevivió a una caída desde un quinto piso en la avenida de La Florida de Vigo cuando la Guardia Civil iba a registrar el piso de su novio, presunto cabecilla de "Los Betas", acudió ayer a los juzgados por primera vez. Y no para comparecer como investigada con el resto del grupo en el Juzgado de Instrucción 5, que lleva la causa contra la banda latina, sino como denunciante en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer.

En silla de ruedas -sigue en fase de recuperación-, con dificultades para hablar y acompañada de sus padres, Anyelin E.V. declaró ante la magistrada y culpó de aquella caída al aque era su novio, José Albany R.T., a quien acusa de tirarla por la ventana. "Quiero que se sepa la verdad", manifestó en los pasillos.

También prestó declaración José Albany, que negó cualquier relación con tales hechos. Habló por videoconferencia desde A Lama, donde permanece en prisión provisional junto con otros supuestos líderes de "Los Betas", incluido un hermano de ella. Anyelin también está considerada una de las cabecillas del presunto grupo criminal, al que se atribuyen robos violentos a menores.

La precipitación al vacío de Anyelin ya fue objeto en su día de una investigación de la Guardia Civil. A falta de los resultados de la inspección ocular y de la declaración de la accidentada que estaba entonces muy grave, se establecía que se podía calificar de "accidental por la imprudencia de la propia víctima al descolgarse por el balcón e intentar entrar en el piso inferior por la ventana de la fachada". Se llegaba a esta conclusión debido a que se encontraba sola y oculta en el balcón desde el que se precipitó, y por las declaraciones de su novio, que lo atribuyó a la orden de alejamiento mutua que tenían.

No obstante, ese informe recoge que el balcón estaba cerrado desde el interior y la persiana del dormitorio donde fue detenido José Albany y por la que salió Anyelin al balcón totalmente bajada.

Albany declaró a la Guardia Civil, mientras su novia todavía estaba ingresada en la UCI, que la joven debía marcharse antes de que se levantara su madre, pues no quería verlos juntos por la orden de alejamiento, y unos cinco minutos antes de que llegaran los agentes fue al balcón para vestirse, con la persiana bajada y una pequeña abertura para entrar cuando quisiera. Mientras, entraron dos guardias civiles. Lo levantaron de la cama y lo llevaron al salón. Entonces oyó gritos en la calle y como veía a su novia supuso que podía ser ella quien se había lanzado, posiblemente por el quebrantamiento de la orden de alejamiento.

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