Es muy habitual encontrarse en los centros comerciales de la ciudad stands de entidades financieras online. Un vendedor del banco aborda a los potenciales clientes, les explica los beneficios de tener una tarjeta de crédito revolving, les dice que es gratuita y que podrán pagar sus compras en cómodas cuotas. Ante la necesidad, muchos pican. Centenares de personas de Vigo y alrededores han caído ya en esta telaraña y ahora pelean para salir de ella. Con este objetivo han creado una plataforma de afectados. Porque lo que les contaban no era cierto. Y lo que no les decían era lo importante. En apenas una línea de la letra pequeña del contrato estaba la clave. El tipo de interés TAE al que tienen que hacer frente por usar esas tarjetas es de entre el 24 y el 29%.

"Hay gente que está desesperada. Nos han llegado casos de personas que llevan siete años sin utilizar la tarjeta y siguen pagando la cuota porque la utilizaron entonces para hacer alguna compra", explica David Alfaya, abogado vigués especializado en este tipo de casos y que lleva ya tres años presentando demandas contra las entidades financieras.

Una de las afectadas y creadoras de la plataforma, Clara Carrera, cuenta cómo cayó en las garras de la entidad en 2015. "Me captaron diciendo que era gratis. El comercial no nos explicó que el interés por utilizar la tarjeta era del 27%. En aquel momento hicimos un par de compras y la dejamos de utilizar un año. Íbamos a abrir un restaurante y decidimos pagar el mobiliario, que costaba sobre 3.000 euros, con esa tarjeta", recuerda. Ahí empezó su pesadilla. Decidieron pagar cuotas mensuales de 250 euros para liquidar poco a poco la deuda. "Pero nos llegan recibos de 400, otros de 300, en las que la mayoría son intereses y apenas amortizas lo que debes. De repente nos llegó una cuota de 800 euros y decidimos devolver el recibo porque nos parecía un abuso. Ahí empezaron a acosarnos a llamadas, a todas horas y amenazándonos y nos generaron todavía más intereses. Finalmente lo pagamos porque era insoportable", recuerda. Pese a que la deuda está ya más que amortizada, la compañía le reclama ahora 9.000 euros. Ante la indefensión a la que ella y su marido se encontraron, decidieron informarse y crear la plataforma. Demandarán al banco por usura y falta de transparencia. Las denuncias las presentará el abogado David Alfaya, que tiene un despacho en Vigo. "Nueve de cada diez demandas se estiman. Y las que no se ganan, se recurren ante la Audiencia Provincial. Tienen que devolver todos los intereses abonados. No puede ser que compres un electrodoméstico por 3.000 euros y que estés pagándolo durante quince años porque la deuda nunca se liquida, ya que si pagas una cuota de 50 euros muchas veces solo estás amortizando 15", asegura el letrado .

Uno de los casos más llamativos fue el de una mujer que recientemente reclamó por la vía judicial a la entidad bancaria alrededor de 15.000 euros de intereses. El juez consideró que esos 15.000 euros eran insuficientes y obligó al banco a devolverle a la denunciante más de 20.000.

El volumen de este tipo de demandas es muy elevado. El bufete de David Alfaya tiene en estos momentos seiscientos procedimientos abiertos. El perfil más habitual de los afectados: personas trabajadoras de entre treinta y cincuenta años y de niveles salariales medios. También hay algún desempleado e incluso gente de avanzada edad.