El domingo se cumplen tres meses de la dimisión que sacudió la sanidad gallega y que ha obligado a la Xunta a adoptar medidas rápidamente para abordar unos problemas que desoyó durante años. El 10 de enero, el 80% de los jefes de los centros de salud del área de Vigo presentaron la renuncia a sus cargos para no "ser cómplices de este deterioro de la asistencia sanitaria". Fue la chispa que encendió el descontento existente en la Atención Primaria de toda Galicia y el detonante que hizo reaccionar a Sanidade.

La dimisión -que la consellería no aceptó- no llegó sin más. Fue el resultado de reiteradas denuncias a las que no recibieron respuesta. La primera vez que avisaron de su intención de dejar el cargo fue en una reunión con el gerente del área Félix Rubial, antes del verano. No atendieron sus reclamaciones. El 4 de diciembre, se volvieron a sentar con Rubial y se les unió el conselleiro de Sanidade, Vázquez Almuiña. La reacción no fue la deseada. El malestar era enorme por la falta de cambios para aliviar la sobrecarga asistencial, para reducir las "inaceptables" esperas hospitalarias, para solucionar la falta de medios materiales o para acabar con la precariedad de los contratos eventuales. "Hasta aquí hemos llegado", dijeron.

Las relaciones con la Gerencia de Vigo estaban ya deterioradas, pero las declaraciones que Rubial realizó tras la dimisión de 25 jefes terminaron por volar los puentes. "Hay aspectos que son difícilmente aceptables", dijo, poniendo en cuestión algunas de sus denuncias, y aseguró que eran puntuales los casos de más de 50 pacientes al día. A los médicos les resultó "ofensivo" que negara la realidad.

Tampoco mejoró las relaciones entre ambas partes que Sanidade convocara grupos de trabajo para reformular Primaria y, en un primer momento, no los invitara y solo tuviera en cuenta a un jefe no dimitido.

El conselleiro logró apaciguar los ánimos en una reunión en enero. En ella ya no estaba Rubial. Fueron 5 horas en las que Almuiña se comprometió a un plan de choque para atender sus demandas: una OPE extraordinaria y crear nuevas plazas; acceder a pruebas en las mismas condiciones que el hospital; dar estabilidad al personal eventual; atender las demandas de los PAC; invertir en equipamiento... Pasó un mes y los jefes solo vieron cómo se hacía realidad esta última. El nuevo modelo de Primaria presentado no recogía ni la primera de sus peticiones irrenunciables: una Dirección de Primaria al mismo nivel que la del hospital.

Con estos antecedentes y todas las cautelas, los jefes llegaron a la reunión del miércoles con el conselleiro, que habían pedido tres semanas antes. No llegaron a debatir la situación. Los jefes no aceptan negociar de nuevo con la Gerencia en Vigo y Sanidade no está dispuesta a prescindir de ella. El próximo martes, en asamblea, los facultativos vigueses decidirán cómo continuar.