A un niño, con trastorno del espectro autista, no solo le incomoda que le toquen, sino incluso que se acerquen demasiado a él. Cuando un alumno de este centro empezó con terapia canina, el objetivo que se marcaron era que consiguiera acariciar a Eco, pero no se imaginaron que llegaría a abrazarlo. Algo que con las personas le cuesta un mundo, con el perro lo hace "con más naturalidad". Y esa confianza que va ganando le lleva luego a acercarse también más a la gente.

Este es un ejemplo de los avances que, en solo dos meses, las terapeutas de Yaracan Vigo y sus golden retriever, Uma y Eco, han logrado con alrededor de una decena de niños con necesidades educativas especiales graves del Centro de Educación Infantil y Primaria Plurilingüe Mestre Ramiro Sabell Mosquera, de Ponteareas. Es el primer colegio público de la provincia que ha integrado esta actividad en su curriculum escolar. Han podido hacerlo gracias a la colaboración económica del Concello de Ponteareas.

Todos los viernes por la mañana, en sesiones individuales o en pareja, Julia y Eugenia Correa y sus perros trabajan con alumnos con parálisis cerebral, síndrome de Down, ceguera, trastorno del espectro autista o diversas discapacidades intelectuales, como síndrome de X frágil o el de microdeleción 16p11.2 proximal. Los niños siempre están acompañados por personal de Pedagogía Terapéutica (PT) o de Audición y Lenguaje. Este CEIP tiene un buen número de alumnos con necesidades educativas especiales. Sospechan que se debe al "boca a boca" sobre su decidida apuesta por la inclusión. "La integración en este colegio público es muy real y, con el apoyo del Concello, son muy innovadores", describe Julia Correa.

Los objetivos que se persiguen con cada alumno son diferentes. Uma ayuda a un pequeño con parálisis cerebral a que tenga más iniciativa en la toma de decisiones. Ha aprendido a darle la orden para que, agarrado a su correa, esta terapeuta de cuatro patas tire de su silla de ruedas y lo desplace por el pasillo. Tendido sobre ella, en la llamada actividad de "perro-manta", el niño se relaja. Aprovechan el calor que desprende el can para hacer ejercicios de rehabilitación y que se reduzca la espasticidad y rigidez de su cuerpo.

A otra alumna, en este caso con síndrome de Down, le cuesta mantener la atención sobre una misma actividad. Para ella, Eco es un potente estímulo que le provoca mucha felicidad, así que lo aprovechan para alargar el tiempo que logra dedicar a los juegos, en los que integran elementos de estimulación sensorial. Buscar los tres lazos de los colores que más le gusten, colocárselos al perro y retirárselos luego con los ojos vendados, es un ejemplo.

Otra consecuencia del trabajo con los perros es que salen más relajados, lo que les ayuda a aprovechar mejor las clases siguientes. La PT Gracia Chenel también ha percibido que "respetan más al perro que a los compañeros" y gracias a él, "aflora en ellos otra sensibilidad" que luego también trasladan a las aulas.

Otra participante en las actividades es invidente. Perdió la visión a los tres años y siente un miedo atroz a tocar la realidad que le rodea. Están consiguiendo que se atreva cada vez más a entrar en contacto con estos terapeutas caninos.

En el caso de dos niños con distintas discapacidades intelectuales, trabajan la estimulación mental. También la relajación para evitar conductas disruptivas, por ejemplo, peinando a Eco.

Además de técnicas en intervenciones asistidas con animales, Eugenia es psicóloga y terapeuta familiar y Julia cuenta con postgrado en Educación y habilitación para impartir la terapia en inglés, algo que también hace en el colegio Ramiro Sabell. El proyecto, que comenzó en diciembre, por ahora, tiene continuidad hasta marzo.